Thierry Robin y Fabien Nury trasladan al cómic uno de los capítulos capitales de la historia de la Unión Soviética

El 5 de marzo de 1953 moría Iósif Stalin. Primer Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1922, fue una de las personalidades determinantes de la historia del siglo XX. Medio siglo después, su óbito sigue generando todo tipo de teorías conspirativas e inspirando obras tan recomendables como esta La muerte de Stalin.

El 2 de marzo de 1953 Iósif Stalin sufre un repentino ataque cerebral después de leer una breve nota enviada por Maria Yudina, su pianista favorita. Los miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética se reúnen en comité, pero las resoluciones se demoran y la ayuda médica llega tarde. Dos días después se anuncia la muerte del temido "Padre de los Pueblos". Mientras el Partido se debate en busca de un sucesor, Vassili, su hijo, intenta destapar una conspiración organizada contra su padre. Es entonces cuando las pompas fúnebres se convierten en un juego estratégico de acusaciones internas y traiciones, una lucha entre la asunción del poder y la pura supervivencia.

Un capítulo primordial en el transcurso de la Rusia comunista traducido en viñetas por el dibujante Thierry Robin, aquí destacando con un trabajo que bebe de la tradición del cómic francobelga, y el guinoista Fabien Nury, autor del imprescindible Érase una vez en Francia y que, nuevamente, entrega un texto exquisito. Una notable novela gráfica, muy instructiva lección de historia. 

La muerte de Stalin. Thierry Robin y Fabien Nury. Norma Editorial. Barcelona, 2016. 144 páginas.