La Llibreria Calders ha inaugurado un nuevo formato de acontecimiento literario con lo que ha denominado "combo presentación - club de lectura". La idea es aprovechar las presentaciones de libros para motivar a la gente a sumarse al club de lectura. Aquellos que compren un libro en la presentación tendrán derecho a acceder gratuitamente a una segunda sesión con el autor, quince días después. La idea es que en la presentación se expliquen las claves de lectura y que, de esta forma, se pueda sacar el máximo rendimiento a la segunda charla con el escritor. Para inaugurar esta nueva actividad literaria, la Calders ha presentado el libro El dia que vaig aprendre a volar de Stefanie Kremser (Edicions del 1984).

Vivir los libros en la Calders

La Calders es una librería que escoge sus títulos: todo un lujo en un tiempo en que muchos establecimientos se limitan a recibir las novedades que les envía el editor. En la Calders puedes encontrar poemarios de editoriales casi desconocidas, fanzines literarios, libros de bolsillo de autores que muchos consideran pasados de moda, libros de ocasión... En las mesas, sobre algunos libros, todo un lujo: un post-it con una recomendación especial del librero, manuscrita. La librería no se limita a la venta de libros. Una pequeña barra, en medio de la sala, permite combinar la elección de lectura con una cerveza. Y a veces, en sus actividades, lindan la provocación, como en el vídeo promocional que rodaron, que plasmaba un robo con técnica de alunizaje en su librería.

 

 

Presentaciones esmeradas

Las presentaciones de libros son una actividad básica de la librería, que le ayuda a estar en contacto con los lectores. Son presentaciones esmeradas, que intentan complementar la contribución del autor con otros puntos de vista: el del traductor, el del editor... El librero no se limita a una lectura del currículum del presentado, sino que intenta hacer un análisis en profundidad del libro que sirva para su lectura. E incluso se piensa en un pequeño cóctel adecuado al texto en cuestión...

Un estreno con raíces

Para inaugurar el "combo" los libreros han escogido un libro que ha recibido elogios de los críticos. El dia que vaig aprendre a volar transcurre en Alemania y en Brasil. En cierta medida, el tema de las raíces sobrevuela todo el texto. La protagonista es una niña que, abandonada por su madre brasileña, acaba creciendo en Alemania con su padre en un piso de estudiantes. La protagonista no tiene madre, no tiene familia.. Tiene la piel oscura, pero vive en Alemania... Y cuando crece y se va hacia América se encuentra con unos pueblos de emigrantes alemanes instalados en el trópico, pero que mantienen su identidad alemana bien fuerte. No es extraño que la niña no tenga claros sus orígenes. Pero lejos de convertir este hecho en una tragedia, Kremser transmite optimismo: "Se exagera con el tema de la identidad", afirma: "Los catalanes se pasan la vida hablando de ello".

Una autora de aquí y de todas partes

Kremser es hija de padre boliviano y de madre alemana. Creció en el Brasil pero desde hace unos años vive en Barcelona. Aunque escribe en alemán, habla un catalán muy correcto, y domina también el castellano, el portugués y el inglés. Como la protagonista de la novela, a veces no sabe exactamente de dónde es. Y sus identidades múltiples se reflejan en sus libros. Ha publicado anteriormente Postal de Copacabana (2007) y Calle de los olvidados. En la primera, que fue llevada al cine en 2009, hablaba de Bolivia, la tierra de su padre, y hacía referencia a los alemanes que vivían allí. El segundo libro se situaba en Barcelona, y realizaba una crítica al proceso de gentrificación a través de su protagonista, una detective hija de alemán y catalana. Ahora, en la última novela se pasea por São Paulo, la ciudad donde creció, y por Munich, donde estudió en la universidad. Todo un recorrido por el mundo y por su vida.

Próxima, pero no idéntica

Aunque El día que aprendí a volar recorre los escenarios de la vida de la propia autora, ésta niega que tenga un contenido autobiográfico, y apunta que la protagonista no es ella misma ni actúa como ella misma. Kremser, que nació en 1967, escoge a una protagonista de otra generación, nacida en 1993, para desmarcarse de su experiencia personal. Reconoce, a pesar de todo, que en la Luiza, la niña abandonada de su novela, hay alguna cosa que le es muy próxima: su preocupación continua por la identidad, la inmigración y la integración. Y acaba con una reflexión:

Desdichadamente, hoy, en plena crisis de refugiados, los alemanes han olvidado que ellos también fueron un pueblo de emigrantes"

 

Foto: presentación de El dia que vaig aprendre a volar a la Llibreria Calders.