Colson Whitehead es cool, sin pretensiones, sin querer serlo, que es cuando se es realmente cool. Dos metros, dreadlocks hasta la cintura, una camiseta desgastada de los Misfits, acento de Nueva York y dos premios Pulitzer en su estantería. Uno por El ferrocarril subterráneo (2017). El otros por Los chicos de la Nickel (2020). A nadie le extrañaría que le dieran un tercero por El ritmo de Harlem, su nueva novela. En uno de esos giros de 180 grados en su estilo al que ya nos tiene acostumbrados con cada una de sus entregas, Whitehead firma un relato de esos que mi abuela, gran lectora del género, describiría como "de ladrones y serenos". Una novela negra ambientada en la Nueva York de finales de los años cincuenta que remite a los grandes de la literatura policíaca. Un drama moral en el que tras los chanchullos del hampa subyacen temas como los derechos civiles de la comunidad afroamericana y las diferencias sociales y de clase. Todo ello con la Gran Manzana (El ritmo de Harlem es una gran oda a la capital del mundo) como epicentro y personaje esencial de la historia. "El título de la novela lo robé de la canción homónima (Harlem Shuffle)", admite Colson. El escritor ha venido a Barcelona para presentar su nueva entrega en una charla que ofrecerá horas más tarde en el CCCB. Nos hemos citado en el mismo centro cultural barcelonés, que nos cobija en una sala aséptica. "Estaba ya metido en el proceso de escritura del libro y vino a verme un amigo. Puso una lista de reproducción y de pronto sonó la canción, la versión original, no la de los Rolling Stones. Ya la conocía. La he escuchado centenares o miles de veces a lo largo de mi vida, pero ese día realmente me impactó. Las letras son muy... ligeras. Es como si te movieras hacia la izquierda y luego te movieras hacia la derecha al ritmo del brillante Mr. Harlem Shuffle. Pero los arreglos tienen algo siniestro y oscuro, sobretodo los de los instrumentos de viento. Y los coros son muy estridentes. Hay algo de fascinante en ese equilibrio entre lo peligroso y lo ligero. El humor y la tragedia encajan en el estado de ánimo de la novela".

De un modo u otro la música siempre ha estado presente en tus novelas.
Siempre he sido un gran fanático de la música. Tengo una hermana mayor. Cuando era pequeño pasaba por delante de su habitación y me quedaba pillado con lo que escuchaba. Siempre sonaba algo genial: The Clash, Gang of Four, New Order, Run-D.M.C. Yo mismo soy el resultado de esa era de la música. Cuando escribo, tengo una lista de reproducción de más de 3000 canciones, en las que hay desde Daft Punk a los Misfits. De Public Enemy a John Coltrane. Es mi mixtape particular que suena constantemente.

Nueva York es uno de mis grandes temas. Obtengo mucha energía de la ciudad

¡Ese es el ritmo de Harlem! ¿Qué importancia tiene Nueva York en tu vida, en tu escritura? 
Cuando la gente dice que Dublín es el personaje principal del Ulysses de James Joyce suena a cliché. Y lo mismo puede pasar si digo que Nueva York es un personaje importante en este libro, Pero lo es. He escrito sobre Nueva York de diferentes maneras. A veces en términos de alegoría con La intuicionista (1999). A veces en forma de ciencia ficción, como en Zona Uno (2011), mi novela de zombies. En este sentido, El ritmo de Harlem es más realista, históricamente exacta. Pero sí, Nueva York es uno de mis grandes temas. Obtengo mucha energía de la ciudad.

Entrevista Colson Whitehead / Foto: Irene Vilà
Colson Whitehead durante su visita a Barcelona / Foto: Irene Vilà

De hecho, en 2003 publicaste un ensayo dedicado a la ciudad: The Colossus of New York
El ritmo de Harlem es la primera entrega de una trilogía. Ésta está ambientada a finales de los años cincuenta y los sesenta, la segunda transcurrirá en los años setenta y la tercera, en los ochenta. El ritmo de Harlem la escribí justo antes de la pandemia. La segunda cuando ya estábamos encerrados. Las calles estaban vacías y traté de obtener algo de arte y belleza de ese momento tan terrible. Tras escribir tres libros, o lo que es lo mismo, más de mil páginas sobre Harlem y Nueva York, me siento muy conectado con mi ciudad natal. Se ha convertido en una gran fuente de producción creativa. 

Uno de tus grandes atractivos como escritor es que nunca te acomodas en una zona de confort. Con tu estilo como común denominador, en cuanto a género, de la ciencia ficción a la novela negra, cada una es diferente de la anterior.
Bueno, ahora he escrito una trilogía, así que tendré tres libros que se ajustan a un mismo estilo. Pero sí, es cierto, he jugado con diferentes géneros. Como a la gran mayoría, me gustan diferentes tipos de historias. Así que, si me gusta la ciencia ficción distópica, por qué no escribir una novela dentro de este género. Y si me gustan las novelas policiacas, por qué no escribir una novela negra. Desde niño he estado muy conectado a la cultura pop. Mis mayores referentes son artistas como David Bowie, que nunca hizo dos discos iguales o Stanley Kubrick que podía hacer películas de guerra, de terror, de ciencia ficción. Si puedes hacer algo una vez, ¿por qué hacerlo de nuevo? Sigue esforzándote, encuentra diferentes formas de expresarte. De nuevo, me gustan diversos estilos literarios y una vez que termino con algo, me canso. Quiero hacer otra cosa.

Poliédrico también es el protagonista de El ritmo de Harlem: Ray Carney, un tipo con dos caras. Una persona que proviene de una familia ligada al crimen pero que intenta escaparse de ese mundo. 
La vida es eso. Ray Carney tiene una tienda donde vende electrodomésticos y muebles. Pero en la trastienda se realizan actividades ilegales. Esa es una característica común de este tipo de negocios. Algo que, para mí, hablaba de una naturaleza dividida intrínseca a los humanos.

¿Podemos huir de nuestro pasado? 
Cada persona es ella y sus circunstancias. Pero sí, obviamente, podemos huir de nuestro pasado. Ray creció pobre. Su modelo de masculinidad era un criminal. Está tratando de escapar de eso y seguir por el buen camino. Ya sabes, ser un hombre de negocios íntegro, ser un buen hombre de familia. Pero hay una parte de él que dice: "Uh, cometamos algunos crímenes".

¿Cuál es tu relación con tus personajes?
Uno de mis momentos favoritos es cuando empiezo a escribir una novela. No importa qué libro sea, cuando tengo esa idea de quiénes son cada personaje y empiezo a escribirlos, y de repente aparece un personaje nuevo diferente o una situación diferente, y luego tengo que descubrir qué hacen los personajes en estos diferentes momentos. Situaciones y estímulos que los hacen reaccionar de manera distinta a lo que había pensado originalmente. Esto es genial. Esta es mi relación con los personajes. Y eso siempre es divertido. Es divertido cuando el personaje no es una abstracción, sino una realidad que está tomando decisiones propias porque has creado algo para que reaccione así.

No me importa lo que la gente espere de mí. Tengo mis propias expectativas y siempre es hacer del próximo libro lo mejor que pueda ser

Tras ganar dos premios Pulitzer con tus novelas anteriores, ¿sentiste algún tipo de presión cuando empezaste a escribir El ritmo de Harlem?
No me importa lo que la gente espere de mí. Tengo mis propias expectativas y siempre es hacer del próximo libro lo mejor que pueda ser. Vaya, que ya me pongo yo suficiente presión a mí mismo. Alguna persona sin rostro por ahí no es tan importante como mi propio sentido del control de calidad. A veces, cuando empiezo a escribir, y surge alguna duda, si no estoy seguro de si algo funciona o no: "¿esta frase es buena? ¿esta escena funciona? ¿este párrafo es necesario?"..., le paso lo que he escrito a mi mujer y a mi agente. Pero no dejan de ser mis dudas y soy yo el que las debe solucionar .

¿Cómo vives el proceso de escritura?
Por lo general, cuando escribo estoy buen humor. Si, si el trabajo va bien, estoy muy emocionado. Cuando pasa, mi esposa se me acerca y me dice: "Estás escribiendo, ¿no?". Del mismo modo que, cuando estoy trabajando, estoy realmente focalizado en ello. Ya sea escribiendo o leyendo para documentarme. Por ejemplo, ahora, volcado en esta trilogía, mis lecturas son, básicamente, memorias de agentes del FBI, memorias de gánsteres e historias de la ciudad de Nueva York.

¿Qué libros, series o películas te han influenciado a la hora de crear El ritmo de Harlem y las dos entregas posteriores?
Para este libro las influencias han sido principalmente cinematográficas. Películas clásicas de atracos como La jungla de asfalto de John Houston. Atraco perfecto de Stanley Kubrick. Pelham, 1, 2, 3 de Joseph Sargent. Tarde negra de Sidney Lumet... El director francés Jean Pierre Melville tambien rodó excelentes películas policíacas en la década de los setenta. Películas de criminales desesperados, que piensan que si logran perpetrar ese atraco que están planeando, la suerte cambiará. Pero, por supuesto, no sucede porque las cosas, ya sabes, nunca salen como están previstas y el destino interviene.

Entrevista Colson Whitehead / Foto: Irene Vilà
Colson Whitehead acaba de publicar su nueva novela, El ritmo de Harlem / Foto: Irene Vilà

De hecho, creo que se va a rodar una película basada en El ritmo de Harlem.
No aún no. Había interés de algunas productora, pero no no quería vender los derechos porque todavía estaba trabajando en la trilogía. No quería tener que responder a según qué preguntas sobre la historia. Ahora que ya he acabado el tercer libro, estoy más abierto a propuesta. Estoy en tratos con algunos productores de televisión. Así que ya veremos. Tal vez.

¿Cuando eras niño qué preferías ser policía o ladrón?
Yo era más de Star Wars y Star Trek para mí. Me imaginaba siendo el Capitán Kirk, Spock, Luke Skywalker o Hand Solo. En mi casa, de hecho, no se nos permitía jugar con pistolas. Las pistolas de juguete estaban prohibidas. 

¿Cuándo descubriste que te apasionaba escribir?
Cuando era niño me encantaban los cómics de Marvel y me encantaban las novelas de Stephen King, así que pensé que sería un trabajo genial escribir X-Men o Spider-Man, o escribir novelas sobre hombres lobo y vampiros. También me encantaba el periódico Village Voice, así que cuando salí de la universidad, comencé a trabajar allí escribiendo sobre música, libros y películas. Aquella época fue genial. Era como un sueño. Es un publicación que se toma la cultura muy en serio. Fue muy estimulante. Cuando decidí hacerme freelance, tuve tiempo para trabajar en mi propia ficción. Así fue cómo aprendí a sentarme y ser mi propio jefe. Porque cuando escribes novelas, a nadie le importa si trabajas día tras día. Debes tener ese impulso y estar obligado a producir para poder comer.

¿Cuándo sabes que una idea es la buena? ¿Que esa es la historia que merece que centres todos tus esfuerzos?
Cuando se queda contigo, cuando no puedes dejar de pensar en ello. Aunque a veces dejas esa idea aparcada durante años  porque estás trabajando en otras cosas. Y luego, un buen día, reaparece, y los personajes vuelven a cobrar vida. Con este libro fue como: quiero hacer una novela de atracos, y luego apareció Nueva York y luego la situé a principios de los sesenta, y luego tomó vida Ray. 

El ritmo de Harlem no es un documento sociológico, no es un documental, es una novela sobre delincuentes y los delincuentes no son los típicos residentes de Harlem

Aunque subyacente, el libro también es un reflejo de la comunidad afroamericana en Nueva York a inicios de la décadas de los 60.
No, porque los personajes, mayoritariamente, son criminales. Y la mayoría de las personas no son criminales. El ritmo de Harlem no es un documento sociológico, no es un documental, es una novela sobre delincuentes y los delincuentes no son los típicos residentes de Harlem. Siendo históricamente preciso, hay segregación, sí. Y hay jóvenes protestando, manifestándose en las calles, tratando de mejorar las cosas. Y luego están las personas que no están comprometidas políticamente en absoluto. El ritmo de Harlem no debería tomarse como una declaración sobre cómo vivían los negros en el 64 en Harlem.