El MACBA presenta la exposición Col·lecció MACBA 31. Se trata de una muestra que agrupa 85 obras procedentes, íntegramente, de la colección del propio museo. La exposición ha sido comisariada por la conservadora del Museo, Antònia M. Perelló, y por su director Ferran Barenblit. Barenblit ha querido destacar que "la colección es la esencia del Museo" y que estas iniciativas son vitales para dotar de vida a la institución.

Descubrir el arte oculto

Con esta muestra, el museo quiere mostrar a su público una pequeñísima parte del gran fondo que guarda en sus almacenes: en este momento el patrimonio del MACBA se cifra en casi 5.500 obras. A pesar de que cada año deja unas 400 para diferentes exposiciones, y que con esta ya ha organizado 31 exposiciones de sus fondos, no hay suficiente capacidad para mostrar todos los fondos existentes. Un tercio de las piezas expuestas no habían sido vistas nunca por el público (entre ellas diez piezas adquiridas recientemente por el Museo).

Vistas de la exposición "Col·lecció MACBA 31”, 2016. Foto: Miquel Coll.

50 años de arte

En Col·lecció MACBA 31 se agrupan obras de arte de las últimas décadas, desde 1959 hasta 2014. Para ordenar estas piezas se las ha clasificado en tres grandes ámbitos: experiencia, tiempo y conflicto. En el primer espacio, el de la experiencia, se reflexiona sobre el cuerpo humano como un elemento que interacciona con el arte. Una pieza clave es Entrevendo (1970-1994) de Cildo Meireles (2013). Se trata de un gran tubo de madera por donde circula aire caliente; el visitante se tendrá que introducir en él con dos cubitos de hielo en la boca, uno de sabor dulce y el otro salado. Se pretende que obtenga una experiencia sensorial inmersiva, en la que se potencie al máximo el tacto y el sabor.

La experiencia vital

Acompañan a Entrevendo, en esta sección, entre muchas otras piezas, el Poema táctil, de Muntadas, una pequeña pieza de cartón en forma de libro que pretende transmitir sensaciones táctiles diferentes; los vídeos de Joan Jonas Wind y Songdelay (1968 y 1973), basados en el trabajo del cuerpo; y la instalación Situación del tiempo, de David Lamelas (1967), un grupo de televisores encendidos que no sintonizan con ningún canal, como metáfora de la falta de comunicación.

El conflicto que no se detiene

Quizás la obra más espectacular en el ámbito referente a los conflictos es If You See Something, de Krzysztof Wodiczko (2005). Se trata de un montaje basado en unos proyectores de vídeo que simulan escenas domésticas visualizadas a través de una ventana. Mediante los altavoces se pueden oír, de forma confusa, las conversaciones que se producen en cada una de las supuestas estancias, de tal forma que se ponen de relieve los conflictos del mundo moderno.

Muros y fronteras

En plena crisis de los refugiados, la exposición tiene un recuerdo para los conflictos de identidad y para la insolidaridad. Carlos Garaicoa en su vídeo Yo no quiero ver más a mis vecinos (2006), construye un muro, literal, en torno a su vivienda hasta dejarlo aislado. Chaplet, de Mircea Cantor, construye con huellas digitales una alambrada que atraviesa el espacio de la sala. Y la proyección de diapositivas Waiting for Tear Gas, de Allan Sekula (2000), muestra la tensión que precedió los violentos incidentes de Seattle con motivo del encuentro de la Organización Mundial del Comercio de 1999. 

El tiempo que fluye

El paso del tiempo está magistralmente reconocido en 100 Jahre, una muestra de 101 fotografías de Hans-Peter Feldmann, que refleja 101 personas, de edades diferentes. En orden ascendente, se retrata a un bebé y a personas cada vez mayores, hasta llegar a un abuelo de 100 años. Un jarro con flores blancas, situado en medio de la sala, corona la obra.

 

Foto de portada: Vistas de la exposición "Col·lecció MACBA 31”, 2016. Foto: Miquel Coll.