Explica Dani de la Orden que Casa en flames, su última película, nuestra el lado más oscuro de las familias, sobre todo aquellas cosas que normalmente no se mencionan, y la parte menos tierna y más egoísta que todos tenemos con la gente que más queremos. El cineasta barcelonés inauguraba hace unos días el BCN Film Fest con esta comedia dramática llena de mentiras y medias verdades, que despierta risas entre unos espectadores que, inevitablemente, se ven reflejados con aquello que sucede en la pantalla. Tendremos que esperar, sin embargo, hasta finales del mes de junio para encontrar el filme en la cartelera.

Y uno de los ganchos de Casa en flames es su reparto: Emma Vilarasau, Enric Auquer, Maria Rodríguez Soto, Alberto San Juan, José Pérez-Ocaña y Macarena García son los protagonistas. También lo es la actriz que os acompaña en estas líneas: Clara Segura (Sant Just Desvern, 1974) se lo ha pasado pipa, nos explica, en el rodaje de una historia que "nos resuena a todos, porque habla de relaciones familiares, del síndrome del nido vacío, y de la nostalgia de los veranos de la niñez... Sientes que, haciendo camino y años, aquella sensación se te escapa, como la arena entre los dedos, y que ya no volverás a encontrar aquella felicidad. Aunque no es una peli poética, sí que hay de fondo esta cosa de la infancia perdida. La familia protagonista era feliz en un momento determinado, aunque después te des cuenta de que era una felicidad superficial", explica.

Escrita por Eduard Sola en base a una idea del propio Dani de la Orden, Casa en flames explica el fin de semana en una casa de Cadaquès de una familia acomodada. Unos días que destaparán reproches y secretos, y donde explotarán unas cuantas cuentas pendientes de solucionar. La Segura interpreta a la nueva pareja, y antigua psicóloga, del personaje que interpreta Alberto San Juan, ex marido de Emma Vilarasau y padre de Enric Auquer y Maria Rodríguez Soto.

Entrevista Clara Segura / Foto: Irene Vilà Capafons
Foto: Irene Vilà Capafons

Debes haberte encontrado muy a gusto rodando Casa en flames, porque tiene un punto muy teatral...
Sí, muchísimo. El guion está basado en el recorrido emocional de los personajes, y es una película muy fundamentada en los actores. Piensa que hacíamos tomas de casi veinte minutos, cosa que normalmente no se hace en cine, no es nada habitual. Dani de la Orden nos decía: va, id haciendo... ¿os meáis? Pues no cortamos, venga, seguimos [ríe].

¿Se disfruta especialmente un tipo de proyecto como este, tan coral y compartido con intérpretes tanto talentosos?
Totalmente. Ha sido un gustazo. Para empezar, desgraciadamente no había coincidido nunca con Emma Vilarasau, y estoy supercontenta... Para mí ha sido un regalo, todo un descubrimiento ver cómo trabaja. Ahora estamos mirando a ver si encontramos fechas para el teatro, pero la experiencia con Emma ha sido un festival de luz y de color. O con Maria y con Enric, que tampoco había trabajado nunca. Con Alberto sí que habíamos hecho películas juntos, pero sin secuencias compartidas. Ha pasado aquello de que todos teníamos muchas ganas de. Todos nos admirábamos entre nosotros. Y eso te ponía en una vibración como de fiesta, de empezar con muy buen pie. Con muchas ganas de ver cómo hace eso este otro actor o actriz. Y de flipar viéndolos cuando la cámara no me enfocaba. Eso nos puso mucho las pilas.

Repites con Dani de la Orden.
Sí, es la tercera peli que hago con él, después de Barcelona, noche de invierno y de Loco por ella. Y aquí es donde lo he visto más... mucho más presente que en las otras. Quizás porque en las otras películas yo tenía menos papel, o no estaba tan... no lo sé, pero aquí lo he visto más en su salsa, haciendo muchas más indicaciones a los actores, no tan preocupado por la trama. Porque Casa en flames es una película de actores. Ha sido un lujo. Con algunos momentos en los cuales te hacía improvisar. Momentos que a veces funcionaban y a veces no, pero cuando menos te daban una adrenalina gigante. Y quizás en el montaje se lo ha cargado casi todo, pero seguro que hay una frase, una mirada, un aire, que venía de estas improvisaciones...

No había coincidido nunca con Emma Vilarasau y para mí ha sido un regalo

Hace 20 años de Mar adentro, tu segunda aparición en el cine. Con estas cifras redondas, ¿eres de mirar atrás y hacer balances?
Mira, ahora me acerco los 50, los hago el mes que viene, y me está pasando que sí que tengo la sensación de estar deteniéndome para mirar un poco atrás. Pensando que lo que tengo ahora es fruto del camino recorrido, y que, en este momento, a la hora de escoger, noto que el tiempo es cada vez más valioso, que lo tienes que tener más en cuenta. Y entonces quiero hacer elecciones interesantes para ocupar este tiempo que queda. Deseando que todavía sea largo. Y también ves que tus hijos se van haciendo mayores, los padres también, y sí que tienes la sensación de decir, ¡ahora se tiene que ser un poco más asertiva! Josep Pla escribió aquello de que cuando un joven entra en un sitio de tapas, pide de todo un poco, y cuando lo hace alguien más mayor ya pregunta por aquel jamón tan bueno. Y si no tenéis ya vendré otro día [ríe].

¿Eres capaz de hacer algún tipo de panorámica de estos años de trabajo?
Yo estoy muy satisfecha. Una vez, el dramaturgo y director teatral Javier Daulte me dijo que nuestras carreras se hacen mucho con los "no" que dices. Y eso lo he tenido muy presente, aunque a mí me ha costado mucho gestionar el saber decir que no. Pero reconozco que aquellos que he dicho... ¡estaban muy bien dichos! Los "sí" me hacen pensar que quizás en algunos momentos habría podido ir un poco más hacia un lugar o hacia otro. Pero creo que, en general, me he respetado bastante a mí misma, y que a menudo he acabado haciendo lo que quería hacer. Y es verdad que a veces tienes esta sensación de que el nuestro es un trabajo muy inestable, que no lo controlas, que estás a la expectativa de los proyectos que te vienen, en el sentido de que quizás aquello no es lo que querrías hacer ahora mismo. Y estas cosas son las que ahora me pesan más. En todo caso, ahora sí que tengo claro lo que quiero hacer y sé lo que no quiero hacer. Me siento con más fuerza como para decir "no" a un trabajo. Y si no tienes otra... ¡da igual!

Has hecho mucho más teatro que cine.
Es verdad, aunque hacer películas siempre me ha gustado y me ha fascinado. Considero que domino más el lenguaje teatral, porque lo he hecho más y sé dónde está "la cámara" [ríe]. El cine siempre ha sido el hermano mayor un poco más desconocido. Bien, los dos son hermanos mayores, porque para mí vale tanto un medio como el otro. Pero me pasaba una cosa: que recibía muchos buenos textos teatrales y no tantos buenos guiones cinematográficos.

Entrevista Clara Segura / Foto: Irene Vilà Capafons
Foto: Irene Vilà Capafons

Supongo que tener el peso que tienes en el mundo de la escena también ayuda a que recibas más proyectos teatrales potentes.
¡Exacto! Y también tienes que pensar que los timings son muy diferentes. Yo ya estoy cerrando cosas para la temporada 25-26. Y entonces, cuando haces teatro, está dos meses de ensayos, el período de representaciones que, aunque cada vez es más corto, acostumbra a durar entre seis y trece semanas, y después haces una gira. Quiero decir que si una obra va bien, te puede durar toda una temporada. Y el cine es mucho más inmediato. Normalmente me pasa que, si no hablamos de una película que es la bomba, da un poco de respeto hacer espacio a un posible proyecto de cine que pueda llegarte dentro de un año y pico.

¿Te han hecho alguna vez malas críticas?
Alguna...

Pocas, estoy seguro. ¿Como se convive con un reconocimiento constantemente positivo hacia tu trabajo? ¿El elogio debilita?
Yo intento... creo que me muevo en un doble hilo: yo soy muy exigente conmigo misma, y al mismo tiempo eso me ayuda a ir un poco a la mía, y a no estar muy pendiente de aquello que piensa la gente. Pero en cambio quizás sí que es verdad que a veces recojo el comentario general, no tanto de la persona en concreto que te ha escrito una crítica, sino de la gente que te encuentras por la calle. Evidentemente, el reconocimiento global me hace sentir muy satisfecha, y muy orgullosa de decir que el mérito no solo es mío. También depende de la gente a la que me he encontrado trabajando y con la cual he compartido una trayectoria, como Oriol Broggi, como Bruno Oro, como otros compañeros... o como Fluren [su pareja, el músico Florenci Ferrer], que está allí sosteniendo muchas cosas de la familia cuando yo no estoy. Pero reconozco que sí que es verdad que alguna vez me ha molestado a mí misma, cuando te dicen que todo lo haces bien. ¡Pues no todo lo hago bien! [exclama]. Yo soy muy autocrítica con la vida personal, también.

Invito a todas las mujeres, tengan la edad que tengan, a que generen proyectos que nos retraten, que hablen de nosotras

Como ya tienes muy claro lo que sí y lo que no... ¿qué es lo que sí?
Cuando me llama mi representante con un proyecto, siempre le pregunto: ¿es para hacer El cuento de la criada? ¿No? Vale... [ríe] Lo que sí quiero es calidad. Tengo muchas ganas de buenos guiones de cine, buenos textos teatrales, en los cuales pueda explotar a tope al personaje femenino.

En este sentido, has ganado tres premios Gaudí, el último este año con Creatura. ¿Qué ha significado participar en un proyecto tan femenino como este?
Mira, ha significado toda esta visibilidad y toda esta reafirmación que necesitamos. Tenemos que arrancar proyectos. En aquel momento de rodar Creatura, yo misma, con otras compañeras, también estaba arrancando la obra teatral La trena. Un texto que también habla de nosotras. Y ahora invito a todas las mujeres, tengan la edad que tengan, las grandes también, a que generen proyectos que nos retraten, que hablen de nosotras. Porque lo tenemos que hacer, porque nos tenemos que enterar todos un poco. Y Creatura es un gran ejemplo de ello.