Blackie Books edita Música de mierda, o por qué los críticos aborrecemos todo lo que os gusta a vosotros

Música de mierda es un título lo bastante contundente como para sentirte inmediatamente atraído por su lectura. Pero si el título (el original es el no menos atractivo: Let's Talk About Love: En Journey To The End Of Taste), cumpliendo con su objetivo comercial, es bueno, su contenido, todavía mejor.

El crítico musical canadiense Carl Wilson firma a Musica de mierda un ensayo tan divertido como elaborado sobre el gusto en cuestiones musicales. Un estudio que toma Céline Dion como eje vertebrador de una tesis que teoriza (con interesantes y reveladoras incursiones en campos como la filosofía o la sociología) sobre los motivos y prejuicios que nos impulsan a despreciar a aquellos artistas que, como la diva de Quebec, disfrutan de popularidad masiva. 

Tu primera idea no era escribir un libro de Céline Dion sino sobre Pere Ubu o Randy Newman, ¡dos músicos a las antípodas de la canadiense!

Sí, tenía el encargo de escribir un libro para la serie 33 1/3 (muy interesante colección del editorial Bloomsbury, a cada uno de sus volúmenes un crítico o músico analiza uno de los álbumes más relevantes de la historia del rock y el pop, ndr.). Mi idea inicial era escribir sobre el Dub Housing (1978) de Pere Ubu o el Good Old Boys (1974) de Randy Newman, dos discos que considero imprescindibles de la década de los setenta pero poco conocidos. Pero mis editores creyeron que ninguna de las dos opciones tenía bastantes lectores potenciales. 

¿Y contraatacaste proponiéndoles escribir sobre Céline Dion?

Fastidiado por su respuesta, mi reacción fue entrar en Internet y comprobar cuáles eran los discos más vendidos de la historia. Con sarcasmo pensé: “qué es lo que quieren que haga, escribir sobre Greatest Hits de los Eagles”?. La sorpresa me la llevé yo cuando vi que, en aquellos momentos, había tres títulos de Céline Dion en el Top 20 de las listas de los más vendidos. Inmediatamente me di cuenta de que allí había una buena historia por escribir. En realidad, hacía años que le daba vueltas a la idea de un libro sobre los orígenes y los motivos que marcan los gustos en el mundo de la creación artística, pero hasta entonces no había encontrado la forma para desarrollarlo. De golpe, los dos proyectos confluyeron en uno solo. Escribí de nuevo a mis editores con el convencimiento de que tampoco les gustaría esta nueva propuesta. Todo lo contrario, me respondieron inmediatamente entusiasmados con el nuevo concepto que los había propuesto.   

La música de Céline Dion sigue sin gustarme, pero tengo que admitir que después de leer tu libro, respeto su trabajo. ¿Era esta una de las finalidades de Música de mierda?

En realidad no pretendía que el lector estuviera de acuerdo con la visión que tengo de la obra de Céline Dion. Ni siquiera buscaba revisar mi percepción de su música. Céline Dion era un punto de partida, el ejemplo perfecto para explicar la distancia que a menudo existe entre los gustos de los críticos y los del público mayoritario. Aun así, acabé acercándome a su figura y parte de su obra a medida que iba avanzando el proyecto, así que tengo que admitir que me hace feliz cuando alguien me comenta que el libro lo ha ayudado a tener una visión más afectuosa de Céline Dion.  

¿Escribir Música de mierda ha cambiado la manera en que realizas tu trabajo como crítico musical? 

Mi relación con la cultura pop comercial ha cambiado muchísimo. Ya no adopto una posición de confrontación hacia ella, porque, al contrario de lo que pensaba cuándo era joven, ya no creo que el pop comercial esté directamente vinculado a los poderes socioeconómicos. La manera en que la gente incorpora sus preferencias culturales a su vida no es simplemente aceptándolas sino adoptándolas de verdad y haciéndolas suyas. A menudo, algunas de las propuestas que salen de la cultura pop van contra la cultura dominante. Posiblemente porque la cultura pop está muy vinculada con la cultura juvenil, pero también porque el pop ha sido el vector a través del cual la gente de las comunidades marginadas ha encontrado una voz con la que expresarse. A muchos niveles, todavía me siento muy próximo a la cultura alternativa, pero ya no creo que haya tanta diferencia y distancia entre pop comercial e independiente. Por otra parte, como explico en los últimos capítulos del libro, ya no me atrevo a hacer juicios de valores en mis críticas. Los "pulgares arriba, pulgares abajo” como elemento de la crítica nunca me han atraído, y hoy en día todavía menos. Mi objetivo es discutir cómo el arte afecta a las personas y nuestras vidas; mantener una charla con los lectores sobre cómo nos influye la creación artística más que convencerlos para que compartan mis gustos.

Céline Dion ya no es la gran diva que era cuando publicaste originalmente Música de mierda, el año 2007. De estar constantemente presente en nuestras vidas aunque no nos gustara, parece que ha optado por un estado de semi-reclusión.   

La música pop está en constante transformación, y para los artistas de mediana edad es complicado mantenerse en el más alto de las listas. Por otra parte, actualmente son muy pocos los artistas que practican un estilo similar al de Céline Dion. Su música ya no está de moda y ella sólo ha sido capaz de reformularse parcialmente. Tuvo sus años en Las Vegas, crió a una familia y después se tuvo que enfrentar a la enfermedad de su marido, René. Su prioridad vital ya no es seguir facturando éxitos. Pero como todavía mantiene una gran base de fans, tampoco se ve obligada a preocuparse de eso. Por otra parte, empieza a haber cierta nostalgia por la década de los 90, por los días de Titanic, y, consecuentemente, su figura ahora está mejor valorada. Cada vez son menos los que afirman abiertamente que odian su música y más los que, aunque con un poco de ironía, expresan su simpatía hacia ella. En el pop el tiempo le cura las heridas. 

¿Si tuvieras que escribir ahora el libro, qué músico tomarías como referencia central?

Actualmente, las dinámicas en el mundo del pop son muy diferentes a cuando escribí Música de mierda. Ahora hay menos gente que expresa abiertamente su odio total hacia un artista determinado. Tenemos una cultura pop mucho más tolerante. Quizás dos años atrás podría haber escrito sobre Justin Biener, pero incluso él ha reajustado su imagen y ya no sólo escuchan su música los adolescentes. Aun así, a escala individual, o en círculos reducidos, siempre acabamos encontrando otros círculos reducidos y sus gustos contra los cuales expresar nuestro rechazo. Mucha gente, por ejemplo, odia a Kanye West, mientras que muchos otros adoran su música. Admirador o detractor, el bando al cual pertenezcas dirá mucho ti mismo y de la manera en que entiendes el mundo. 

Quizás por mi condición de catalán, me ha parecido bastante interesante las partes que dedicas a describir como Céline Dion se ha convertido en esta gran diva de fama internacional pero sin renunciar a su identidad del Quebec.   

Sí, hay muchos paralelismos entre Catalunya y Quebec. Es más, la gente de Quebec está muy pendiente de la situación en Catalunya, tan similar en la suya. Artistas como Céline Dion o el Cirque du Soleil han ayudado al hecho que Quebec pueda proteger y promover su cultura por todo el mundo sin ser necesariamente independientes pero enfatizando su autonomía (aunque algunos defensores de la independencia de Quebec no estarán muy de acuerdo con esta opinión).

Música de mierda. Carl Wilson. Blackie Books. Barcelona, 2016. 216 páginas.

 

EPÍLOGOS

Cuelen Barrett

Glanbeigh

Sajalín Editores

Cuando ves que un tipo más joven que tú ha escrito un libro tan abrumador como el debut del irlandés Colin Barrett, es cuando te das cuenta de que no tienes talento (la causa más probable) o que ya has llegado tarde para dedicarte a la literatura. Premio Guardian First Book Award y media docena de merecidos reconocimientos más, esta colección de relatos da voz a los jóvenes habitantes del homónimo Glanbeigh, un pequeño pueblo (ficticio pero muy real) perdido en el culo de la Irlanda rural donde lo más excitante que puedes hacer es ver a las vacas pacer o ponerte hasta las cejas de Guinness y partirte la cara con uno que, como tú, cansado de ver pacer a las vacas se ha puesto hasta las cejas de Guinness. Con un estilo conciso y afilado como la navaja de afeitar de un barbero, Barrett describe, con una belleza violenta, la angustia existencial y frustración vital de los que han perdido (o nunca han tenido) toda ilusión y esperanza. 

Frédéric Beigbeder

Oona y Salinger

Anagrama

Pretérito enfant terrible de las letras francesas, aportación literaria gala a la Generación X, un Frédéric Beigbeder cada vez más templado pero no menos interesante firma uno de sus mejores relatos con Oona y Salinger. Perfectamente documentada, de cadencia fluida, bella y divertida, la nueva novela de Beigbeder nos descubre la historia de amor que vivieron antes de la Segunda Guerra Mundial J.D Salinger y Oona O'Neill, hija del dramaturgo Eugene O'Neill y posteriormente esposa de Charlie Chaplin. Disfrutadla. Mientras tanto, muy probablemente, el antiguo publicista ya estará trabajando en su próximo libro, historia en qué tiene previsto recuperar a su álter ego Octave Parango, protagonista de, entre otros, su título referencial, 13,99 euros.