En 1936, al estallar la guerra civil, muchos diplomáticos y analistas políticos de las diferentes potencias europeas se plantearon la posibilidad que Catalunya proclamara su independencia de España. Hasta el finales de la guerra hubo especulaciones en este sentido. Ahora, el Memorial Democrático presenta "Une Catalogne indépendante? Geopolítica europea y Guerra Civil Española (1936-1939)". Se trata de una exposición en que se analiza esta hipótesis, intentando analizar de dónde surgió, como evolucionó, y qué apoyos y qué oposiciones recogió. La exposición va acompañada de un completo libro sobre el mismo tema. La exposición se podrá ver en la sede del Memorial Democràtic, en el barcelonés calle Peu de la Creu 4, hasta el 2 de marzo.

En el momento más inesperado

Arnau Gonzàlez i Vilalta, el comisario de esta exposición, asegura que es pura coincidencia cósmica que esta exposición se inaugure a pocas semanas del referéndum, y apunta que empezó a trabajar este tema hace más de diez años. Explica que esta exposición trata, básicamente, de geopolítica, del papel que ocupó Catalunya en los años treinta en las relaciones internacionales, y no del nacionalismo catalán en sí. Y deja bien claro que el objetivo de esta exposición "no es ofrecer argumentos para legitimar ni deslegitimar nada". Pero aclara que "hay que ver esta exposición con visión de los años treinta" cuando había otras realidades muy diferentes a las de hoy en día. Por su parte, Plàcid Garcia-Planas, director del Memorial Democràtic, afirma que "pienses lo que pienses sobre el tema, esta exposición aporta elementos para la reflexión. Y eso es lo importante".

Catalunya en un mundo en cambio

En los años treinta las fronteras europeas acababan de sufrir fuertes rectificaciones y nada hacía pensar que los cambios hubieran acabado. En una Europa donde predominaban los Estados muy centralistas, la autonomía de Catalunya fue vista a menudo por la diplomacia extranjera como un régimen de transición hacia la independencia. El estallido de guerra supuso un régimen de independencia de facto. El Gobierno español perdió el control del territorio, que fue gobernado por las milicias y la Generalitat, que durante un tiempo establecieron relaciones exteriores, controlaron la moneda, crearon unidades armadas, organizaron operaciones militares... Muchos extranjeros pensaron que era un marco propicio para la secesión del territorio.

Catalogne independante BC Memorial Democrático

Cartel francés de 1936: "Français, voudrais-tu que ceci soit possible demain?!". Biblioteca de Catalunya.

¿El Ebro como frontera?

La exposición pone de manifiesto que en las relaciones internacionales, en la época, se tomaba Catalunya como sujeto político. Era un territorio con muchas relaciones con el exterior, con una fuerte comunidad diplomática, y su régimen autónomo era conocido por muchos. Los franceses en algún caso consideraron que había que protegerla para evitar verse rodeado por Alemania y sus aliados, y en este contexto había quien planteaba convertir Catalunya en una especie de protectorado francés (una réplica de la línea Maginot en el Sur) y Euskadi en un protectorado inglés. Muchos creían que si Madrid hubiera caído en otoño de 1936, durante la guerra de las columnas, Catalunya se hubiera proclamado independiente. Generalmente, los aliados de Franco, Hitler y Mussolini, posicionaron a favor de una España unida, y las potencias democráticas fueron las que se plantearon en algunos momentos la posibilidad de la independencia. Pero también hubo secesionistas catalanes, como Josep Dencàs, de Estat Català, que flirtearon infructuosamente con la Italia mussoliniana con el fin de encontrar aliados para su proyecto. Por su parte, la URSS apostó por una España unida, aunque en algunos momentos el cónsul en Barcelona tuvo cierta sensibilidad por las particularidades locales.

No quisieron

Más allá de las polémicas generadas por los diplomáticos extranjeros, la Generalitat no impulsó nunca claramente políticas secesionistas. Josep Tarradellas, conseller de la Generalitat, planteó, en 1936, que si Madrid caía en manos de los fascistas hacía falta proclamar la independencia y pedir socorro extranjero, pero el comunista Joan Comorera impidió que se discutiera el tema. Hubo algunos tanteos de negociación con Francia y con Inglaterra a cargo de Nicolau Maria Rubió i Tudurí y de Batista y Roca, pero nunca se oficializaron. Arnau González-Vilalta, en la exposición, apunta que si la secesión no se consolidó fue principalmente porque los líderes catalanistas nunca se decidieron a hacerlo, básicamente porque lo consideraban una traición al republicanismo.En realidad, la causa republicana, a menudo, se publicitó como una defensa de España frente a la invasión exterior (alemana, italiana y marroquí); y este discurso era bastante difícil de compaginar con el independentismo.

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¿Posibilidades?

Arnau Gonzàlez i Vilalta no entra a discutir las posibilidades que hubiera tenido la independencia de consolidarse, si se hubiera proclamado, apuntando que forma parte de la política ficción. Asegura que había un problema de reconocimiento internacional, pero también interno, porque las fuerzas políticas más activas en aquel momento en Catalunya, la CNT y el PSUC, eran radicalmente contrarios a la independencia (el segundo, sobre todo, por instrucciones soviéticas). Pero el comisario deja claro que en aquel momento, aunque el catalanismo tenía una base muy amplia, los independentistas eran una minoría.

Poco visualizable

La exposición tiene su máxima virtud en tocar un tema poco conocido y en tratarlo desde una óptica muy equilibrada. Se pone de manifiesto que la realidad de los años 1930 tenía unas lógicas sensiblemente diferentes a las actuales, y no hay paralelismos forzados. Por el contrario, se pone de relieve la diferencia entre el catalanismo de aquella época y el actual, y de forma muy correcta, se pone en relación el equilibrio geopolítico internacional con la realidad local. El máximo problema es que el eje central de la exposición está constituido por unos discursos que tienen una visualización difícil. Buena parte de los materiales que se exponen (retratos de cónsules, imágenes del puerto de Barcelona, vídeos sobre la guerra, libros sobre Catalunya...) no tienen una relación inmediata con el tema que se plantea. Pero difícilmente se podrían haber encontrado materiales más idóneos para un tema como este. Se trata, pues, de una exposición que no se puede visitar de forma rápida, sin leer, porque los materiales expuestos, por sí mismos, explican muy poco del tema. Hay que ir con calma, dispuesto a seguir el recorrido y a estar atento a los matices.

Más que un complemento

"Une Catalogne indépendante? Geopolítica europea y Guerra Civil Española (1936-1939), el libro que ha publicado el Memorial Democràtic para acompañar la exposición, no es el típico catálogo que reproduce las piezas expuestas con una breve introducción del comisario. Se trata de una obra conjunta en la que debaten sobre el tema cinco destacados especialistas: el propio comisario, Arnau Gonzàlez i Vilalta, Enric Ucelay-Da Cal, Xosé Manoel Núñez Seixas, Josep Puigsech Farràs y Josep Sánchez Cervelló (con un prólogo de Raül Romeva). El comisario ha tenido el acierto de buscar autores de mucha resonancia (Núñez Seixas, por ejemplo, es uno de los grandes especialistas en el nacionalismo europeo), que trabajan temas claves: el nacionalismo catalán antes de 1931, la cuestión nacional en la Europa de los años treinta, las propuestas de independencia de Catalunya durante la guerra civil, el posicionamiento de la URSS frente al particularismo catalán y las críticas del republicanismo español al nacionalismo catalán durante la guerra civil. Una obra de talla que contribuye perfectamente, al objetivo de la exposición: ayudar a pensar el presente a partir de una reflexión documentada sobre el pasado.