En el artículo anterior mencionábamos palabras catalanas de origen árabe con el artículo (al-) aglutinado y modificado por la consonante siguiente. La más chillona es atzucac — 'callejón sin salida' —, usual en los hablares valencianos y en algún otro lugar, como Rasquera (Ribera d'Ebre); figuradamente también significa 'situación imposible de resolver'. En árabe, zuqaq significa 'callejón (con salida)'. Por cierto: en ajedrez, cuando un jugador se ve obligado a hacer un movimiento desventajoso, en todas las lenguas se dice con la palabra alemana Zugzwang (compuesto por Zug —'empuja, estirón'— y Zwang —'obligación, coerción'—). La Federación Catalana de Ajedrez y el Termcat decidieron decir en catalán atzucac.

Como en la Arabia y en el norte de África el agua escasea, la cultura árabe desarrolló tecnología de gestión del agua y, cuando Tortosa y Lleida fueron conquistadas por los catalanes (hacia el año 1150), las palabras de este ámbito entraron en el catalán. Así, séquia o síquia — 'acequia' — y sénia o sínia — 'artilugio para extraer agua del suelo, serpenteando'. También aljub —'cisterna soterrada que recoge el agua de lluvia que cae sobre un tejado' (de jub 'pozo')—. En castellano y portugués tienen aljibe y algibe, si bien en castellano antiguo también significaba... ¡'prisión soterrada'! Todavía dentro del vocabulario del agua, la palabra sud 'presa' ha dado el azud de Xerta 'presa, esclusa' (Baix Ebre). Pero también ha dado suda, el nombre de los castillos de Lleida y Tortosa, ya que las fortificaciones tienen muros. Añadamos rambla, en origen 'arenal, cama de un curso fluvial que solo baja cuando llueve'; pero hablaremos otro día.

FIESTAS COCENTAINA 2011

Hay palabras latinas o griegas filtradas por el árabe. Así, el latín persicum 'persa' dio pérsec en catalán (en el Baix Maestrat todavía lo dicen así), después convertido en melocotón. Pero en la Ribera d'Ebre oiréis alberge o auberge, del árabe al-bergeq, adaptación del latín persicum (el árabe no tiene P y por eso pronuncian B: Portugal y España se llaman al-Burtugal e Isbania). Igualmente, el latino gypsum (tomado del griego gypsos) da guix (tiza) o, en la Catalunya nordoccidental, ges; pero en valenciano se llama algeps, adaptación árabe de la palabra griega. Algunas palabras son de origen amazig (los habitantes oriundos del Magreb) filtradas por el árabe. Así, genet — 'persona a caballo' (castellano jinete y portugués ginete)— proviene de zeneti —'individuo de Zeneta (una tribu norteafricana experta en caballos)'—.

Finalmente, los pueblos de Bràfim (Alt Camp), la Pobla de Mafumet (Tarragonès) y Calaf (Anoia) vienen de los nombres de hombre Ibrahim, Muhàmmad y Halaf. Al mismo tiempo, Avinganya (monasterio del Segrià) proviene de bin Gania ('hijo de Gània'), pues Gània era el rey de Fraga (Baix Cinca); y Vinaixa (pueblo de las Garrigues) proviene de bin Aïssa — 'hijo d'Aïssa'-, apellido habitual hoy en Marruecos. Otros pueblos: Altafulla (Tarragonès: al-tahuila 'finca'), la Ràpita (Montsià y otros lugares: rabida — 'recinto fortificado' —), Calaceit (Matarranya: qala Zeit 'castillo de Zeit'), Miravet (Ribera d'Ebre, de origen árabe, pero sin que los lingüistas se hayan puesto de acuerdo sobre qué significa), Almudaina (Condado; también castillo-palacio de Palma (Mallorca): al-mudayna 'ciudadela'), l'Aldea (Delta, antiguo monasterio) y Aldaia (Huerta: al-daya 'pueblecito') y los que tienen beni- ('hijos de'): Binissalem (Mallorca: pentura 'hijos de la paz'), Benissanet (Ribera de Ebro: 'hijos de Sanid') o Benicàssim (Plana Alta: 'hijos de Qassim'). Destaca Albarca (Priorat), situado en el extremo oriental del Montsant (donde siempre ha habido ermitaños y se encuentra la cartuja de Scala Dei, dicha así porque un pastor vio a unos ángeles subiendo al cielo con una escalera: la escalera de Dios). Proviene del árabe al-baraka, la bendición que Dios da a alguien; así pues, tanto musulmanes como cristianos veían el Montsant como un lugar santo (y tampoco debe extrañar que, en francés y castellano, baraka signifique 'suerte').