La Unesco inscribía ahora hace diez años los castells a la lista representativa del patrimonio inmaterial en una ceremonia en Nairobi. Desde entonces, esta expresión de la cultura popular ha vivido un impulso generalizado por todo el territorio y ha doblado el número de colles, que han pasado de las 56 en el 2010 a las 102 de esta temporada. El reconocimiento también ha permitido popularizarlas más allá de la zona tradicional y traspasar fronteras, creando una docena de colles en el extranjero. La efeméride, sin embargo, llega en pleno paro del mundo casteller, en el que quedan lejos las 900 actuaciones y los 10.000 castells anuales. Como reto al horizonte, destacan la necesidad de aprobar una ley que blinde las diferentes expresiones de patrimonio inmaterial.

"Los castells son torres humanas construidas por grupos amateurs, habitualmente, como parte de las fiestas de pueblos y ciudades de Catalunya. El conocimiento para hacerles subir pasa de generación en generación en un grupo y sólo se aprende a base de práctica". Con esta definición, la Unesco inscribe desde el 16 de noviembre del 2010 los castells como patrimonio inmaterial a propuesta del Centre de Promoció de la Cultura Popular i Tradicional Catalana de la Generalitat, la Coordinadora de Grups Castellers (CCCC), la revista 'Castells' y el Centro Unesco de Catalunya.

Castellers Vieja de Valls ACN

El pom de encima de la Vella de Valls a punto de coronar el 3 de 10

Desde entonces, el mundo casteller ha vivido "una década de revolución", según ha explicado la Coordinadora de Colles a la ACN. Su presidente, Sergi Font, opina que la declaración ha contribuido al "resurgimiento y el interés hacia la cultura popular catalana que ha habido durante el procés de independencia", además de posicionar el mundo casteller y a hacerlo "como cultura popular referencial".

Una prueba de este impulso es el hecho que se hayan casi doblado las colles, según datos del censo del 2020 de la Coordinadora, un crecimiento que se dio especialmente hasta el 2016 y, desde entonces, ha habido una estabilización, con un pico máximo de 104 colles reconocidas en Catalunya, la Catalunya del Nord, las Islas Baleares y Andorra.

El reconocimiento también ha permitido ir más allá de Catalunya, con una docena de colles internacionales, entre las cuales se incluyen los Gatos de Madrid, los Castellers de París, los Castellers de Londres, los Castellers de Berlín, los Xiquets de Copenhagen, Colla Castellera d'Edimburg, los Cangurs de Sydney, los Koales de Melbourne, los Castellers de Montreal, Lo Prado de Santiago de Chile o los Xiquets de Hangzhou.

La Coordinadora reconoce el apoyo institucional en Catalunya, pero Sergi Font considera que todavía hace falta aprobar una ley para proteger y fomentar las diferentes expresiones de patrimonio inmaterial de la humanidad -entre las cuales también hay la Patum o las Falles del Pirineo.

Otro de los responsables de haber hecho posible el reconocimiento fue la Unesco de Catalunya. Eduard Vallory, el actual presidente de la entidad, ha manifestado que los castells son una expresión cultural que sorprende todo el mundo. "Mezclan tradición, arraigo, vínculo asociativo, y también técnica y cálculo", precisa Vallory en la ACN. Al mismo tiempo, explica que la declaración ha dado a esta expresión cultural "relevancia y reconocimiento más allá de los que la practican y la disfrutan".

"Estos años hemos vivido un crecimiento de la actividad de los castells, de su seguimiento, y que de alguna manera la ciudadanía ha mostrado el mismo tipo de reconocimiento que hizo hace diez años la Unesco", ha afirmado Vallory, que también cree que todavía les queda mucho camino por recorrer, todavía, en su difusión.

 

Castellers de Sants ACN

Los Castellers de Sants a punto de coronar el 2 de 9 con folre y manilles / ACN

Los Castellers de Andorra, un grupo nuevo y de fuera de Catalunya

Una de las colles que surgió después de la declaración, en pleno momento de efervescencia de los castells, es la de los Castellers de Andorra. Su presidente, Juli Peña, destaca la importancia por el impulso que ha supuesto por el territorio, teniendo en cuenta que "el Pirineo y Andorra no es una zona de tradición castellera". Así, explica que en los seis años de trayectoria del grupo se han dado más de 250 camisas.

Peña reconoce que todavía les queda mucho camino por recorrer respecto de otras colles plenamente consolidadas, pero destaca que la temporada pasada pudieron levantar un 3 de 6 por debajo y un 5 de 6 y precisa que se encuentran en un momento "ascendiente" respecto de la entrada de gente nueva. De hecho, contaban con unas 110 personas de forma efectiva, algunas de las cuales provenientes de la Seu d'Urgell o de otros puntos de la comarca alturgellenca.

Otro de los cambios significativos después de entrar en la prestigiosa lista de la Unesco las han experimentado colles castelleres que no copaban los grandes titulares pero que hacía años que plantaban construcciones en las plazas. Es el caso, por ejemplo, de los Moixiganguers d'Igualada, que este año cumplen 25 años. Para esta colla anoienca, los castells se señalan desde hace una década como uno actividad singular y de prestigio, hecho que hace que hayan notado un interés "más alto" por el grupo, según relata el presidente de los Moixiganguers, Oriol Solana, en la ACN. Para él, el interés ha sido doble: tanto de personas particulares que se han unido al grupo, como también de ayuntamientos e instituciones que los llaman para hacer actuaciones.

Un caso similar es el de los Castellers de Sant Cugat, que han experimentado de primera mano un cambio significativo en el sector, tanto por la percepción que se tiene de su actividad como por la experiencia ganada y ponen la mirada en la seguridad. "Nos caemos menos de lo que hace 20 años, hemos incorporado una analítica más consciente y rigurosa, la coordinadora mira los datos con lupa, y sabemos que ha habido más incidencia de lesiones con castells grandes", explica Marcel Serra, cap de colla de los Gausacs.

Esta colla castellera ha visto en sus 24 años de trayectoria las nuevas medidas de protección y seguridad implementadas, que han permitido perfeccionar los castells y obtener un reconocimiento social, entre otros, por el reconocimiento de la Unesco. Al mismo tiempo, apuntan también a la importancia de que el Concurs de Castells de Tarragona haya abierto la puerta a más grupos, y no exclusivamente a las punteras.

Castellers Jóvenes de los Niños de Valls ACN

3 de 9 sin folre de la Colla Joves dels Xiquets de Valls / ACN

Las colles de primer nivel, décadas haciendo de embajadores

Dos de las colles que actualmente están en el primer nivel del mundo casteller–los Verds y la Vella- coinciden al indicar que la declaración de la Unesco ha servido para ganar visibilidad. Para los Castellers de Vilafranca, también ha servido para "proteger" los castillos de posibles injerencias europeas o españolas que quisieran imponer limitaciones, como pasó con los correfuegos. El cap de colla de los Verds, Sisco Benet, también destaca que "se puso en valor a nivel internacional" una tradición cultural "que va más allá de subir unos encima de los otros". de las redes sociales: "Son dos cosas que han ido del brazo".

En una línea similar se expresa Albert Pedret, presidente de la Colla Vella dels Xiquets de Valls, que cree que la declaración les permitió expandirse y presentó sl mundo con un "sello de prestigio". La Colla Vella dels Xiquets de Valls dice a la ACN que siempre han asumido la función "de embajadora en todos los viajes internacionales" porque son el "kilómetro cero del mundo casteller, el origen."

Un parón de larga duración

La celebración de los 10 años ha llegado en el peor parón de la historia de los castells. "Ha sido un golpe duro y también lo es pensar cómo puede ser la recuperación de la actividad", aseguran a la Agència desde la CCCC. La Coordinadora da por hecho que debido a la pandemia habrá un descenso "que puede ser considerable" de colles porque las bajas que suele haber cada año no se compensarían con ninguna nueva alta durante al menos uno o dos años por la Covid-19. Según Font, eso no se notaría tanto en la zona "tradicional" pero sí en la zona de expansión, donde la manera de entender los castells se hace más, "como un ciclo vital y no como un planteamiento de vida".

Después del verano una decena de colles habían empezado a hacer actividades con los chiquillos siguiendo las restricciones impuestas por el Procitat, pero con la segunda ola han quedado canceladas. Sin embargo, las agrupaciones ya han definido el calendario del próximo año, pendientes de cuándo pueda materializarse la vuelta.

La Coordinadora trabaja con tres posibles escenarios de reanudación de la actividad. El primero sería volver a hacer castells antes del verano o en verano; el segundo sería una vuelta después del verano, y el tercero contempla la posibilidad de que la temporada que viene no haya castells. "Como mínimo, tal como los conocemos, con ensayos y actuaciones abiertas," puntualiza Font.

Castellers Niños de Reus ACN

Los castellers de los Xiquets de Reus y los Moixiganguers d'Igualada / ACN

La opción de un retorno a la actividad total mediante la realización de tests de antígenos se descarta por el elevado coste económico, que se cifra en unos 150.000 euros a la semana. Sería el resultado de hacer tests valorados en unos 5 euros a los 13.000 castellers antes de cada ensayo -uno o dos por semana- y al menos una actuación semanal. "No es viable económicamente", reconoce Font.

Estar parados un año "no será gratuito", reconoce el presidente de los Moixiganguers d'Igualada, pero asegura que se podrán recuperar. Solà cree que donde se puede notar más este paro es en los chiquillos, ya que "a medida que crecen van bajando de piso y ganando nuevas posiciones y, por lo tanto, esta transición ahora no se hará y habrá una ruptura".

Uno de los riesgos, según el presidente de los Castellers de Andorra, es que ante la situación sanitaria la gente se vaya "desenganchando" de la colla, teniendo en cuenta que hoy por hoy no se pueden reunir ni ensayar. Por eso tiene claro que después de la Covid-19 se tendrá que volver a encontrar la "ilusión" del comienzo para poder resurgir "con más fuerza".