Después de un silencio televisivo que se ha alargado más de quince años, el género de la comedia de situación vuelve a Cataluña con La casa nostra, la nueva apuesta de Dani de la Orden para la plataforma 3Cat. Un formato que reivindica con orgullo los referentes de siempre —mencionados a menudo: Plats Bruts, Friends, The Big Bang Theory o Cómo conocí a vuestra madre— y a la vez procura reformularlos en clave contemporánea.
Un regreso para celebrar
La serie presenta un escenario tópico, habitual, pero siempre potente: Miqui (Marc Rius) y su amigo Eric (Adrian Grösser) viven juntos hasta que, por motivos diversos, los padres de Miqui -interpretados por Llum Barrera y Albert Ribalta- vuelven a invadir el espacio doméstico. Con este elemento de convivencia intergeneracional en el centro, La casa nostra juega a conciencia con la tensión entre amigos, hermanos y familia —un terreno tan arquetípico como fértil. La fórmula remite al pasado: escenarios reducidos, público de plató, ritmo ágil, chistes fáciles pero bien medidos, final emocional en cada episodio. Y un bar, siempre un bar, donde los protagonistas de la serie se acaban encontrando. Son convenciones que la serie abraza con convicción. Pero, a diferencia de algunos referentes, añade un acabado local: humor catalán, participación de actores e influencers de la nueva generación y una mirada cotidiana sobre la vivienda, la pareja y la amistad.

La casa nostra es un regreso a celebrar, el de las comedias de situación a la escena televisiva catalana. Y bajo este prisma se debe valorar, ya que nunca ha prometido reinventar el género, sino recuperar los títulos referenciales y acercarlos a nuestro tiempo y nuestras singularidades
El reto de cualquier sitcom es, principalmente, no caer en la previsibilidad del gag convencional o en la sedimentación del formato. Y este, en muchos momentos, es el principal punto a criticar a La casa nostra. Dani de la Orden, que además de ser un muy buen realizador es un tipo extremadamente inteligente, se curaba la herida antes de hacerse daño declarando que "existe el monstruo del referente, la sombra de Plats Bruts o Friends", y este solo puede esquivarse con personalidad propia. Y aun así, La casa nostra es un regreso a celebrar, el de las comedias de situación a la escena televisiva catalana. Y bajo este prisma se debe valorar, ya que nunca ha prometido reinventar el género, sino recuperar los títulos referenciales y acercarlos a nuestro tiempo y nuestras singularidades.