El mundo del cine ocultó durante mucho tiempo los abusos sexuales en el sector, aunque eran bien conocidos. En la gala de cierre del Festival de Cannes, la directora italiana Asia Argento, vestida de negro en señal de protesta por los abusos sexuales, ha recordado públicamente que había sido violada por el productor Harvey Weinstein, en el mismo Cannes, en 1997. Argento ha afirmado que Weinstein no volvería a ser bien recibido en el Festival, pero añadió que "hoy se siguen sentando entre nosotros otros que han tenido un comportamiento indigno con las mujeres". Y ha añadido: "Sabéis quiénes sois. Y, lo más importante, nosotras lo sabemos, y no vamos a permitiros vivir en la impunidad". Es la certificación de la rebelión femenina que empieza a sacudir el universo del celuloide. El Festival, que prometió ser ejemplar en este campo, recordó con un folleto a los acreditados que el acoso está penado por ley e informó de una línea telefónica abierta para denunciar estos abusos.

Nueva presidente del jurado

La elección de Cate Blanchett como presidenta del jurado había marcado el tono al Festival de Cannes ya antes de su inicio. La actriz australiana, bandera del movimiento feminista surgido en esa industria tras las denuncias contra Weinstein por abuso sexual, personificó el cambio en un año en que ganó la Palma de Oro el japonés Hirokazu Kore-eda por Shoplifters.

Gestos feministas

En un Cannes reivindicativo, la foto con la que se recordará esta 71 edición estuvo protagonizada por 82 mujeres, representantes en la alfombra roja de las 82 directoras que han competido hasta ahora, frente a los 1.688 realizadores que han optado a premio. Los símbolos fueron importantes en un año escaso de estrellas y la imagen de la también jurado Kristen Stewart descalzándose al subir al Palacio de Festivales fue leída como una denuncia contra la obligación de llevar tacones a los estrenos.