Los bombardeos indiscriminados sobre la población civil fueron una de las técnicas bélicas perfeccionadas durante la Guerra Civil Española que, en el conflicto posterior, la Segunda Guerra Mundial, llegarían a su clímax. La guerra de 1936-39 fue así un banco de pruebas –como también lo fue, en la otra punta del mundo, la guerra sinojaponesa– para ensayar los horrores que asolarían el mundo justo después.

El papel de las aviaciones militares de la Italia fascista y la Alemania nazi tuvieron un papel de primer orden no sólo en su apoyo a los militares sublevados contra el orden republicano, sino también porque tuvieron prácticamente carta blanca para experimentar con sus aparatos las nuevas maneras de hacer la guerra.

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En este contexto, la costa catalana fue víctima de primera línea de los bombardeos, en especial de la aviación italiana que, con base en Mallorca –un auténtico portaaviones en medio del Mediterráneo– podían ir y venir casi a placer ante las escasas defensas terrestres y aéreas que podía ofrecer en aquel momento Catalunya.

Tres años de guerra

Esta es, a grandes rasgos, la historia que explica Sota les bombes (Angle Editorial), un libro gráfico firmado por David Íñiguez, David Gesalí y Josep R. Casals que repasa el papel de las dos aviaciones –la republicana y la fascista– durante los tres años de guerra, desde la batalla de Barcelona en julio del 36 –cuando un hidroavión leal bombardeó el cuartel sublevado de Drassanes– hasta el bombardeo de Figueres en febrero del 39, con buena parte de Catalunya camino del exilio.

El libro, que da valor a las imágenes e ilustraciones por encima de unos textos que contextualizan los hechos, a menudo a partir de fuentes italianas, se entretiene en episodios especialmente trágicos, como las diferentes oleadas de bombardeos sobre Barcelona en marzo de 1938, pero también con las acciones que devastaron muchas otras localidades catalanas, como Reus, Colera, Llancà, Flix, Ulldecona, Tortosa, Granollers, el Perelló y el Port de la Selva entre muchos otros.

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Víctimas infantiles de Sant Felip Neri, 30 de enero del 1938 / Photo Aisa 

Las defensas pasivas –refugios– y activas –antiaéreos– formaron parte de la respuesta catalana y republicana al ataque fascista, que convertirán muchas localidades de Catalunya en hormigueros de pasadizos subterráneos destinados a proteger a la población civil, por un lado, y que convertirán a los aviadores fieles en héroes a bordo de sus aparatos de fabricación soviética –los célebres chatos y moscas– que se afanarán por defender el cielo catalán y que incluso harán alguna incursión aérea sobre Palma, por el otro.

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Refugio antiaéreo en la plaza Major de Vic / Photo Aisa

Sota les bombes ofrece, pues, una visión eminentemente gráfica de la cruda realidad que se vivió en Catalunya durante la Guerra Civil, una historia trágica que todavía recuerdan las generaciones más mayores y que con obras como esta se pueden acercar a las generaciones más jóvenes.