Billie Eillish ha exorcizado los demonios de la adolescencia y los ha convertido en una veintena de canciones, con las que ha conquistado a las 16.000 almas reunidas este lunes en el Palau Sant Jordi de Barcelona para recibir a este nuevo icono posmilenial de fuerte y perturbador carácter.

Quienes crean que para tener personalidad hay que llegar a cierta edad no conoce a Billie Eillish, una californiana que con sólo 17 años derrocha estilo propio y ha sabido conectar con toda una generación.

Su ascenso ha sido meteórico y una buena muestra de ello es su relación con Barcelona. El pasado mes de marzo Eillish tenia previsto un concierto en la sala Apolo que finalmente se tuvo que celebrar en el Sant Jordi Club porque el ritmo de venta de entradas obligó a buscar un recinto más grande. Lo mismo ha pasado ahora, tan solo seis meses después, y el espectáculo previsto en el Poble Espanyol se ha celebrado en el mucho más espacioso Palau Sant Jordi.

De momento, su público son adolescentes y jóvenes nacidos entre 1995 y 2010, es decir, lo que se conoce por la Generación Z o posmilenial.

Sus fans han llegado este lunes por la tarde al Sant Jordi y han corrido hacia el interior para no perderse los saltos sobre el escenario de una jovencita que viste ropa ancha para no ser 'sexualizada'.

Con dos moños, botas negras y camiseta y pantalón XL ha subido este lunes Billie Eillish al escenario del Palau Sant Jordi y ha iniciado el concierto con el principal éxito de su único LP: "Bad guy".

El disco se llama When we all fall asleep, where do we go? y es una recopilación de cortes inquietantes y sombríos, que alternan melodías 'pop' y ritmos de inspiración 'hip hop' para recordarnos que ser adolescente es una tortura.

Billie Eillish transmite con talento esa tortura, pero no se recrea lánguidamente en su malestar, sino que más bien lo pisotea con sus saltos y su forma desinhibida de bailar. Así lo ha hecho en "My strange addiction" y "All the good girls go to hell". Más oscura se ha mostrado en su interpretación de "Copycat", "When I was older" o "Ilomilo".

Pero en todo momento y por encima de todo ha brillado la personalidad de esta artista, que prescinde del despliegue de medios propio de los macroconciertos y se presenta ante su público en un escenario sencillo, sin parafernalia, y con el único apoyo de dos músicos, uno de ellos su hermano Finneas O'Connell, coautor de muchas de las canciones.

Con casi 32 millones de seguidores en Instagram y 19 millones de suscriptores en Youtube, Eillish conoce su potencial y busca el contacto directo con sus seguidores.