Pol·len Edicions presenta Residu zero a casa. Guia domèstica per a simplificar la nostra vida. Se trata de un libro de Bea Johnson donde esta autora nos explica su sistema para reducir a la mínima expresión la generación de residuos. De esta forma, lo que pretende Johnson es que el volumen de materiales para reciclar no crezca, sino que se reduzca. La obra es una guía detallada para adaptar un nuevo modo de vida, que según la autora, no sólo es bueno para el planeta, sino que también es bueno para nuestra salud. Nos explica como gestionar la cocina y las compras, qué ropas usar, cómo limpiar al hogar, qué productos higiénicos podemos usar, cómo minimizar los residuos en las vacaciones, qué hacer con los regalos...

Las 3 "R" más dos más

Johnson apuesta por llevar al extremo las 3 "R" clásicas: reducir, reusar y reciclar. Pero la clave de su sistema pasa, básicamente, por añadir dos "R" más. Una es "Rot" (compostar) y cumple un rol bastante secundario, porque en realidad intenta generar el mínimo de residuos. La "R" que fundamenta sus teorías es "rehusar". Johnson plantea una ruptura radical con las pautas de consumo habituales de la sociedad occidental. Cree que tenemos que reducir drásticamente el número de cosas que tenemos: desde ropas hasta utensilios de cocina, pasando por los juguetes de los niños. Además, defiende que siempre se tiene que hacer un esfuerzo por comprarlo todo de segunda mano y analizar su calidad, para que tenga la máxima duración. Y también tenemos que reducir estrictamente las cosas manufacturadas que consumimos: desde el jabón hasta el papel, pasando por los cosméticos. Todo aquello que podamos elaborar nosotros nos servirá para evitar el consumo de productos envasados y, en consecuencia, nos librará de sus envases. Johnson propone, incluso, utilizar la ropa vieja para deshilacharla y convertirla en hilo dental.

Bea Johnson con la basura de deshecho de su familia de seis meses. © Pol·len Edicions, sccl.

Más allá del discurso

Johnson no sólo hace una defensa teórica de las virtudes de la reducción del consumo, sino que se presenta, ella, y con ella su familia, como máximo exponente práctico de sus teorías. No en vano la han calificado de "papisa del residuo cero". En la presentación de Residu zero a casa, Bea Johnson expuso los problemas prácticos que ella había tenido que abordar hasta llegar al nivel mínimo de residuos que ha alcanzado. Johnson ha convertido su vida en un escaparate de su teoría. Y lo hace ante el público del mundo entero con técnicas de comunicación bien modernas: con un power point enseña sus armarios, los rincones de su casa, como lavan su perro... Incluso enseña las cuentas de la familia, para demostrar que su modo de vida no sólo es para ricos. El número estelar de su actuación, que le permite ganar ovaciones del público, es mostrar el recipiente donde guarda la basura de deshecho de su familia de los últimos seis meses: un tarro de cristal de aproximadamente un litro. El frasco no lo enseña mediante power point. Lo lleva encima en sus viajes como muestra palpable de las virtudes de su modo de vida.

Ejercicio de transparencia

Bea Johnson no tiene la imagen de una hippy antisistema. Más bien da la imagen de una presentadora un programa de televentas. Vestida de forma chic, mantiene la elegancia de su Francia natal, aunque ahora vive en los Estados Unidos. Y, a pesar de todo, renuncia a su intimidad y a la de su familia para defender su método. No tiene miedo a detallar las pruebas fallidas por las que pasó en la búsqueda de su modo de vida ideal. Explica que buscaba un método natural para dar volumen a los labios, y que probó a hacerlo con ortigas; naturalmente, eso le provocó un gran dolor. También relata que limpiaba su pelo con vinagre y otros productos naturales, pero que a su marido aquel olor le parecía desagradable y antierótico. Incluso reconoce que, como francesa, no renuncia al papel higiénico, aunque hay partidarios del residuo cero que lo han eliminado de sus hogares.

Práctica absolutamente radical

Todo lo que puede, Bea Johnson lo compra a granel: pimientos, vino, arroz, pasta... De esta forma la generación de residuos se minimiza. Eso no es especialmente extraño. Pero Johnson va mucho más allá. Sólo usa un producto cosmético industrial, del que compra un único frasco al año. Y escribió a la fábrica para que le enviaran el frasco sin etiqueta, para minimizar los residuos. Cuando le dieron el premio Green Award, lo aceptó, pero lo devolvió dos meses después para que dieran la estatuilla al ganador del año siguiente. En realidad, era la única estatuilla de su casa, porque ha eliminado todo tipo de objetos decorativos de su vivienda. Cuando se le rompieron dos vasos, visitó la planta de reciclaje de su zona para averiguar si sus vasos eran reciclables o no... Y en la casa de los Johnson no tienen pelador de verduras: no pelan las verduras; de esta forma reducen la producción de compuesto e incrementan el consumo de vitaminas.

Múltiples virtudes

Bea Johnson explica que añadirse a las prácticas de Residuo cero no sólo es necesario para la salud del planeta, sino que también es bueno para la salud de la gente, al reducir el consumo de productos nocivos (como los que contienen los plásticos que envuelven los productos). Ella asegura que la salud de ella y de su marido ha mejorado sensiblemente desde que cambiaron de modo de vida, aunque han acabado con el consumo de medicamentos (su libro incluye una lista de remedios caseros para una gran diversidad de enfermedades, desde la gota hasta las piedras en el riñón). La autora de Residu zero a casa afirma, además, que con la reducción del consumo se llega a alcanzar un ahorro de la orden del 40% del gasto doméstico. Por lo tanto, afirma que es un buen negocio. Johnson va, incluso, más allá. Acaba su charla recomendando que los asistentes sigan su ejemplo y asegura que quizás los ayudará a encontrar "la felicidad absoluta".

El residuo por el residuo

Johnson habla mucho más de prácticas que de teorías ecológicas. Para ella el residuo cero no es una forma de insentarse en un mundo más equilibrado, sino un sistema de vida per se. Por eso, sorprendentemente, al fin de su presentación explica que gracias al ahorro que supone vivir bajo el modelo Residuo cero, su familia y ella han podido hacer muchas cosas. Y las cosas que hacen no tienen nada de experiencias ecológicas: saltar con paracaídas, viajar por el mundo, escalar un glaciar, montar a caballo... El mensaje de fondo de su charla es: "Simplifica tu vida y podrás hacer deportes de aventura". La revolución que propugna Bea Johnson no es una revolución en los sistemas de producción. Es una revolución en las costumbres. Con su teoría la responsabilidad de la desaparición de los residuos recae en el consumidor. Y, de hecho, con la responsabilidad viene la culpabilización: asegura que comprar es votar, y que "comprar productos con envase es votar que quieres un mundo lleno de envases".

Un mensaje con éxito

Sin duda, el mensaje de Bea Johnson ha cuajado profundamente en algunos círculos. Su libro se ha traducido a varias lenguas, entre las cuales el coreano y el japonès. La gurú del residuo cero viaja por el mundo exponiendo sus teorías y explicando la vida de su familia; incluso ha llevado sus experiencias al Parlamento Europeo y ha realizado charlas TEDx. En Barcelona, presentó el libro en una sala mal pintada de Palo Alto, un lugar muy alternativo con un montón de coches de alta cilindrada en la puerta. La sala estaba llena y con un público muy diverso: gente sola, parejas, familias con criaturas... No eran pocos los que seguían las explicaciones de Bea Johnson con sonrisas beatíficas, de auténtica veneración. Y, significativamente, en el turno de preguntas, algunos de los asistentes preguntaron a la autora sobre cómo convencer de las virtudes de su modo de vida a las personas que conviven con ellas. El residuo cero extá en expansión.