El MACBA presenta una propuesta innovadora y rompedora. Por una parte, innovadora porque estamos hablando de una artista poco conocida y que por primera vez presenta este proyecto en un museo. Por otra parte, rompedora porque, aparentemente, rompe con la metodología expositiva convencional. Se trata de Balé literal, una muestra de la artista brasileña Laura Lima (Minas Gerais, 1971). La exposición ha sido comisariada por la misma directora del MACBA, Elvira Dyangani Ose y se puede visitar hasta el 25 de septiembre.

Cada día es una performance irrepetible

La exposición se centra en una sala principal donde van circulando diferentes objetos y hay algún banco y pufs para contemplarlo cómodamente. Son objetos muy variados; desde un paraguas abierto que va dando vueltas sobre sí mismo mediante un motor, hasta un asno de peluche gigante que cuelga de una pata boca abajo. Estos objetos pasan de un lado al otro de la sala gracias a un equipo formado por estudiantes de la Escola Massana, que se esconden en las salas adyacentes. La mayoría de los objetos aparecen colgados de unas poleas que se activan a partir de pedalear dos bicicletas.

El equipo es quien se ocupa de hacer funcionar este mecanismo, igual que son ellos quienes cuelgan y descuelgan los diferentes objetos y controlan la iluminación y la música. La música ha sido compuesta por Ana Frango Elétrico y el diseño de iluminación por Andrea Capella. El trabajo de ingeniería va a cargo de Yoann Saura con la colaboración de Hangar. Los primeros días, Laura Lima estuvo en el museo para dirigir el equipo, pero a estas alturas ya va solo y es interesante escucharlo y comprobar que se rige bastante por la improvisación. Es por eso que cada día se presenta una performance irrepetible.

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Imagen de la muestra del MACBA Balé literal de la artista brasileña Laura Lima

¿Y cuáles son estos conceptos?

En la puerta de la sala principal hay un breve texto que nos introduce a la exposición: "Balé Literal articula conceptos que Laura Lima ha desarrollado a lo largo de tres décadas y plantea una crítica al formato de la exposición retrospectiva". En ningún lugar se especifica cuáles son estos conceptos que ha trabajado la artista durante estos últimos treinta años, se puede intuir que todos están relacionados con el hecho de romper el formato de exposición retrospectiva. Las exposiciones convencionales presentan sus obras colgadas en la pared o en vitrinas, sin movimiento, y es el espectador quien va caminando para verlas todas. En cambio, en este caso es al revés; los objetos son los que se desplazan y los espectadores permanecen sentados, aunque hay espacio suficiente para interactuar con los objetos-obra.

Se puede valorar la oportunidad de ver el montaje de una exposición, no obstante, tanto en esta exposición como en una convencional, es el espectador quien decide acercarse más o menos a la obra y quien decide el tiempo que dedica a la visita. En conclusión, cuesta averiguar cuáles podrían ser estos conceptos que ha desarrollado la autora. Este movimiento-ensayo o coreografía transmedia (diferentes nombres que recibe la exposición) fue presentado en junio del 2019 en las calles de Río de Janeiro. Podría ser que en aquel contexto el impacto fuera mayor, pero en este caso creo que la aportación al espectador es ínfima.