Andorra del dramaturgo suizo Max Frisch no habla del estado situado en los Pirineos. El mismo autor se lo hace decir a uno de los personajes en la primera réplica. Pero no por eso la directora andorrana Ester Nadal se enamoró del texto. Encontró que era la ocasión perfecta para construir un equipamiento potente en Andorra que pudiera producir el montaje. Por eso fundó la Escena Nacional Andorrana, que ahora dirige Alfons Casals. Ahora el espectáculo se presenta en el TNC, donde estará en cartel en su Sala Petita hasta el 28 de enero. En una obra que, protagonizada por Míriam Alamany, Roger Casamajor, Oriol Cervera y Oriol Guillem, desnuda una sociedad donde la apariencia es la base de las relaciones sociales; Max Frisch, uno de los dramaturgos y los escritores más notables de la literatura en lengua alemana del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, nos habla de engaño y de identidad.
¿Ester, cómo llegas al texto?
Max Frisch es muy, muy conocido. Un autor de referencia, como aquí Àngel Guimerà. Estudié en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq, y cuando me presentaron ante los otros estudiantes, me presentaron como andorrana. Todos los estudiantes alemanes se me acercaron diciéndome que si eso existía de verdad. No se lo podían creer. De esta anécdota, posteriormente, descubrí el texto. Hace tiempo que lo quería montar. Esta obra se estudia en la escuela, está siempre en cartelera. Nosotros nos hemos basado en la edición que publicó la Editorial Andorra con prólogo de Joan Barril y traducción de Xavier Torruella.
Ahora, desde el 12 y hasta el 28 podemos ver Andorra en el TNC, donde has trabajado mucho años.
Sí, he trabajado muchos años como ayudante de dirección. Ha sido muy fácil trabajar. Mucho, todo el equipo te lo pone muy fácil. Es un lugar idílico.
Hace no demasiados años el Teatre Lliure representó una pieza, La visita de la vella dama, de Friedrich Dürrenmatt con un gran éxito. ¿Son obras similares?
Sí, es una obra de la misma época. Comparten reflexiones: la identidad, la mirada del otro, la condición del ser humano, es esta época en la cual los suizos se confrontan con la posición de neutralidad durante la Primera Guerra Mundial. Pasan una grave crisis. Eso sí que hace pensar en Andorra, en la idea de país pequeño, en el cual todo el mundo se ve reconocido y que tiene el funcionamiento de un pueblo.
En el montaje he querido poner de manifiesto que el gran tema es esconder la mentira
Una puesta de escena expresionista.
En el montaje he querido poner de manifiesto que el gran tema es esconder la mentira. Hay dos bandos. El maestro viene de la otra lado, supuestamente con un niño que ha salvado por ser judío. Eso le hacen creer al niño: que es judío. Se sabe desde el primer momento, sin embargo, que es mentira. Que es un hijo natural suyo, pero con una mujer del otro lado. Una gran imagen de Andorra pintada de blanco nuclear.
El teatro expresionista, si es que Frisch lo es al 100%, es por definición un teatro que habla de la guerra.
Frisch tiene un mundo propio. Hay una escena en que los actores visten unas telas negras y se ponen a buscar al judío. Era una acotación imposible. Fui a Alemania a ver un montaje, y a pesar de no saber, alemán, me entusiasmó. Supieron transmitir todo eso. Y esperamos hacerlo nosotros también.
La Andorra de esta obra no tiene que ver con el estado que lleva por nombre. Es un concepto, una metáfora
Hay quien habla de que la Andorra de este montaje es un retrato de una cierta tipología de país.
Max Frisch escribe esta obra como una metáfora. La primera frase: la Andorra de esta obra no tiene que ver con el estado que lleva por nombre. Es un concepto, una metáfora.
Hasta qué punto ha sido una obsesión este montaje.
En el 2007 creé la Escena Nacional de Andorra. Plegué el año 2013. Sabía que si quería sacar adelante este montaje no lo podíamos hacer solamente, y hacía falta coproducción y nadie quería hacerla. Hicimos varias lecturas dramatizadas, la última en el Teatre Romea. Mucha gente que integramos el equipo venía de hace tiempo. Hace mucho tiempo que quiero montar esta obra. En una de las lecturas, Cales Canut, que la conocía, y que se había formado en la escuela alemana y que sabía apreciar el texto, formó parte del equipo. Y hoy sería. Todos los actores del montaje trabajan por fidelidad. Desde los más novatos, que hemos elegido por casting, hasta los más antiguos.