Aprovechando que he hecho otra entrevista con un director de cine, a Anaïs Vila la cito en Casa Fuster. Ese lugar que tanto le gusta a Woody Allen. Ella me cuenta que había estado allí una vez; estaba de prácticas en un periódico y la enviaron a hacer una entrevista. Así pues, Anaïs Vila es periodista, pero le tiraba más la música y ahí puso los cinco sentidos. Sigue en ello, con la ilusión intacta y siendo muy consciente de las dificultades para dirigir su propia carrera. Además, da clases de canto, también toca la guitarra y hace coros en la banda de Joan Dausà. De hecho, el día siguiente a nuestro encuentro, va a afrontar por primera vez un Palau Sant Jordi lleno hasta la bandera. Mientras, aguarda a la salida de un disco más acústico y, como es habitual en ella, con letras sinceras y muy personales.   

Anaïs, ¿qué sensaciones tienes ante la salida del disco?
Aunque parto desde la independencia y la autogestión, sobre todo le hago caso a las canciones. Son las que me llevan hasta aquí. Y sí, hay cierto miedo, eso siempre. Pero es lo que hay. De todas maneras, todos queremos tener un retorno, y si es positivo, mejor todavía.  

Hablabas de la independencia y de lo que esto supone. Eso no quita, que haya cierta presión.
Me autogestiono, pero tengo manager desde la primera mitad del primer disco y también necesito esa guía que me lleve donde yo quiero. Yo creo, ante todo, en la voluntad de quienes trabajan contigo. Para mí, que alguien te intente fichar y ni siquiera haya escuchado tu música, es inaceptable. Y eso sucede. Así pues, esto es muy fácil. ¿Te gusta el proyecto? Pues adelante. Cuando se habla de underground, yo siento que estoy ahí. Para mí eso es el undeground. Necesitamos diversificar, y si en algún momento veo que la música no es lo importante, esto significa una cosa: estoy desconectando. Y claro que sí, hemos picado mucha piedra. Las que formamos parte de, digamos, esa segunda división, pensamos más en calidad que en cantidad.

anais vila

Tú estás ante tu cuarto disco y, lógicamente, las expectativas siguen siendo altas. ¿Le tienes temor a la frustración por no alcanzar según qué objetivos? 
Ahora mismo estoy en el mismo lugar que al principio. Por tanto, soy consciente de muchas cosas. También de lo valorada que está la juventud, a pesar de las trabas constantes.

Muchas, ¿no? 
Sí las hay. De hecho, Cesc Freixas escribió hace poco un artículo al respecto. Sobre la falta de espacios, los cachés altísimos en festivales, algunos de ellos subvencionados. Falta que se destine presupuesto a ciclos de cultura en los que haya punk y trap, o lo que sea. Porque todo esto va a parar siempre al mismo sitio, es un signo de este capitalismo. Quizá uno de los problemas ahora es que somos muchos, y eso complica la cosa. Eso sí, el porcentaje de mujeres sigue siendo bajo, un 15%. Con lo que hay ahora tampoco respondes ante ese público que no se siente cómodo consumiendo masivamente. Los dejas huérfanos. Tenemos que pensar en ello.

¿Qué es lo más importante para ti en el proceso de creación?
Comprender lo que estoy escribiendo, no sé hacerlo desde otro lugar. Ya de pequeña escribía cuentos y poesía. Se me daba bien y me gustaba. Ganaba siempre los juegos florales en el instituto. La música me acompaña, pero me es difícil desligarme de explicar cosas.

Falta que se destine presupuesto a ciclos de cultura en los que haya punk y trap, o lo que sea, porque todo esto va a parar siempre al mismo sitio

En el disco hay partes brumosas, pero también hay un punto de luz interesante desde el cual explorar. ¿Estás de acuerdo?
El disco anterior era más oscuro y espeso. En ese momento era lo que necesitaba. Depende mucho de tu momento vital, has de buscar en tu propia necesidad.

Quizá, esa oscuridad parte de lo complicado que es ahora para quienes estáis en la treintena.
Yo tengo que reconocer que, de entrada, de pequeños lo hemos tenido muy fácil. Hemos tenido una vida bien retribuida, que me pueda dedicar a la cultura es un privilegio. No sufres porque sabes que tienes un respaldo. Después está en si eso lo podrás sostener o si, finalmente, esto vale o no la pena. Tenemos que ser conscientes con la situación. Vivimos con ese riesgo, pero insisto, somos unos privilegiados. Lo importante aquí es el camino, retribuirlo y hacer muchos favores. He hecho mucha reflexión acerca de esto.

Y volviendo al sonido, ¿por qué este nuevo camino?
Quería que la música fuese con instrumentos reales, por eso esta versión mía más minimal. Desde la pandemia tengo cierta saturación con los sonidos electrónicos, con las voces procesadas. Todo es así. No es que reniegue de la electrónica, hay cosas increíbles. Sin embargo, desde 2020, y como concepto, busco otras cosas. Es algo que he encontrado en discos de otros.

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¿Un ejemplo?  
Aldous Harding es una influencia muy clara. De composición, de ver hacia donde se mueve. Me atrae esa clase de sensibilidad y establecer ahí esa sonoridad. Sentía que lo necesitaba, es algo que he hablado con mi productor. Y lógicamente, decidir hacia dónde vas. Necesito que la gente toque, que haya errores, es señal de que eso está vivo. Capas y más capas, ¿de verdad hacen falta?

En el disco hay diversos invitados, entre ellos Gessamí Boada, Enric Verdaguer (Henrio) y también está David Carabén. ¿Qué ha supuesto esto para ti? 
Para mí ha sido un regalo. Me hace mucha ilusión. Hacía tiempo que no contaba con invitados, desde aquel single con Mazoni. Por tanto, para David Carabén tenía dos canciones, y le gustaron ambas, pero eligió Desert. Él tiene esa voz grave que reconoces al instante. Además, me gusta como escribe. Para este disco quería que incluso los coros no fuesen míos, que los hiciesen otros.

Y, finalmente, ¿qué te aporta tocar en la banda de Joan Dausà? Hay otros casos de compañeras tuyas que también lo hicieron, Núria Graham con Amaia o recientemente Meritxell Neddermann con Jorge Drexler.
Es un aprendizaje, y me obliga a ponerme las pilas con el instrumento. Y por otro lado, no tener que gestionar cosas, yo llego y toco, no me preocupo de nada más. Y luego que me aseguro tocar ante audiencias como mínimo de 800 personas.