Aunque cada uno por separado esté a sus cosas con proyectos muy estimulantes y carreras que van al alza, Alba Careta y Henrio han encontrado un lugar para encontrarse y volar soñando juntos. La excusa es sencilla, muy golosa y, en parte, atrevida: recoger de un puñado unas cuantas canciones de cuna. No son los únicos; la colección del Càntut y sus canciones de tradición oral ya lleva algún volumen a sus espaldas. Pero este es, sin duda, el más especial (o al menos, de momento, el más visible). El proyecto parte de una iniciativa con base en las escuelas; cazan y cantan temas que han investigado alumnos de Cassà de la Selva durante el curso que acabó en el verano de 2022. En total, más de cien canciones de culturas diferentes (están las de cuna, luego el total de la tradición oral suma más de 1700).

Piezas que sirven para hacer dormir a las criaturas y para crear un disco como Udolç. En el disco que editó Segell Microscopi (increíble la labor de rastreo del sello del Maresme) planea la figura de Enric Casasses con cuatro de sus poemas y sus correspondientes recitados. Aunque es una propuesta muy personal, la puesta en escena la completan Santi Careta a la guitarra y la compañía artística Hotel Iocandi, con experiencia en el campo del circo y del teatro. Con esta antesala, y un disco que no solo va para los pequeños de la casa (a mí me ha hecho mucha compañía mientras trabajaba frente a mi ordenador), al concierto de Alba i Henrio iba dispuesto a todo. Esto ya no es nuevo por aquí; con esa misma actitud voy a ver la actuación rompedora de Magalí Sare y Manel Fortià, a Belén Bandera en cualquiera de sus variantes o, por ejemplo, un espectáculo de Carola Ortiz con sus cantareras. También a una Anna Ferrer a quien aún tenemos en la retina con su Parenóstic. O como no, ya fuera de Cataluña, la representación de El tercer cielo con Rocío Márquez y Bronquio. Todos ellos bastante lejos de lo que asumimos como previsible y dispuestos a darle otra vuelta de tuerca a la rueda.

Pues en esta ocasión, con Alba Careta y Henrio, la misma apuesta. Con las canciones bien aprendidas, algunas como El noi de la mare, La dida o La son son, que funcionan como canciones familiares y que son muy populares en ámbitos más íntimos. Como dice Alba Careta: “Una canción no desaparece mientras haya alguien que la cante”. De la parte trasera de la platea surge ella, al estilo de Tom Waits en la gira de Mule variations, pero sin confeti. Con un escenario muy teatral y arrabalero, Alba sube a un atril descalza, mientras Enric Casasses sube a las tablas y recita. Todo está estudiado, pero parece que es natural. Un ejemplo; Alba estornuda y Henrio responde: "Jesús". Y ya con eso en escena, se entrelazan las tres voces (también la de Santi Careta) en El fill de la mare. Como piezas de un puzle, los tres se mueven por el escenario: definitivamente no tienen plaza fija. En un momento dado, partiendo de un cierto surrealismo, Santi hace ver que se lava los dientes trasteando una máquina, y ellos dos (Alba y Henrio) dan palmas y cantan sobre una criaturita que ha de dormir.

Una verdadera delicia, un tiovivo para los sentidos

En otro tramo, Alba baja con una vela a la platea, luego acaricia con sus anillos la trompeta… En fin, no hay nada que sea convencional. Y nosotros, los que estamos allí, lo miramos con ojos curiosos: estamos encantados. Hasta llegar a esta cuestión, la más determinante: ¿tú cuando estas despierto, con qué sueñas? Henrio con comer magdalenas y no empañarse. En cambio, Alba sueña que sale del Auditori y se encuentra un prado verde sobre el que está lloviendo, y mientras, Santi deja paso a la intriga. Que cada cual piense lo que quiera. Y el deseo para todos es que pasemos una buena noche. Mientras, suena esa clásica El noi de la mare que tantas veces oímos siendo niños. Si bien, nunca antes como con ellos. Una verdadera delicia, un tiovivo para los sentidos.