Empieza a pesar el pesimismo, entre dudas de si termina un período de expectativas de mejora, sólo cumplido en Wall Street, o si las bolsas entran en una fase bajista. Los datos en general sobre actividad, aunque con lunares, fueron positivos.

Excepto tres. El sector servicios en Japón dio muestras de seguir aletargado y encima el yen subiendo. El Nikkei cayó un 2,42%. Primer traspiés. Segundo. Los pedidos de fábrica en Alemania descendieron un 1,2% cuando se esperaba que subieran un 0,2%. La caída se atribuyó a las menores exportaciones. Y tercero, el déficit comercial americano se amplió en febrero un 2,6%, lo que hizo a Morgan Stanley corregir las previsiones de crecimiento este año.

Si en fabricación, en producto, la cosa iba mal, los servicios, aparte del caso mencionado de Japón, mostraron alegría tanto en Europa, donde el PMI de actividad se situó en 53,1 (por encima de 50 indica recuperación), y en EEUU, con 59,8. Pero no ha sido suficiente para compensar los daños en manufacturas y comercio.

Así las cosas, el Tesoro ha colocado letras a 6 y 12 meses a tipos de interés aún más negativos, mientras el oro, que actúa de auténtico valor refugio, subía un 0,94% a la par que el petróleo busca un fondo de caída nuevo. El euro bajó a 1,1372 dólares.

En el Ibex, Arcelor Mittal fue quien peor lo tuvo tras cerrar la operación de ampliación de capital por 3.000 millones de dólares. EL BBVA dejó a entender que podría cerrar hasta 2.800 sucursales a medio plazo, siguiendo los pasos del Santander. Telefónica continuó en la línea de descensos que vive el sector de telecomunicaciones  europeo tras el fallido intento de fusión entre Bouygues y Orange. Sólo Gamesa, que ha firmado dos contratos de construcción de parques en Egipto, y Ferrovial, con obra nueva en Polonia, mostraron señales de vida.