El Ibex y el Eurostoxx han abierto tomando beneficios con fuerza siguiendo la tendencia de Wall Street el viernes. Las dudas sobre la determinación de los bancos centrales para apuntalar a los mercados se han impuesto.  

En los primeros compases, el Ibex ha retrocedido un 1,7% frente a 1,5% el Eurostoxx después de que las bolsas asiáticas sufrieran la peor jornada desde junio al dejarse más de un 2%. El Nikkei ha bajado un 1,73% pese a que los pedidos de maquinaria crecieron en Japón un 4,9% en julio. Samsung ha perdido un 7% tras desaconsejar el uso del nuevo Galaxy Note 7. 

El sentimiento del mercado ha variado desde que el jueves el BCE decidiera no hacer nada. Declaraciones posteriores de miembros de la Reserva Federal han hecho pensar en que se ha abierto el periodo previo a la subida de tipos de interés en EEUU. Neil Kashari, presidente de la Fed de Minneapolis, ha ido más lejos y ha mostrado su escepticismo respecto a que el gasto gubernamental a gran escala pueda impulsar el crecimiento. La política fiscal se ve ahora como el complemento necesario a unas políticas monetarias en retroceso. La candidata Hillary Clinton, defensora de esa línea, tuvo de retirarse de un acto conmemorativo del 11-S por estar enferma de neumonía.

El aumento del rendimiento de los bonos y la mayor volatilidad muestran que podríamos estar entrando en una nueva etapa. Para el Ibex se ve un soporte en los 8.700 puntos. La prima de riesgo española ha subido a 110 puntos básicos y en Portugal, el futuro del BPI, que sigue Caixabank, ha vuelto a estar en el aire al aplazarse las votaciones que lo definan.

Hoy puede ser un día duro, carente además de referentes macroeconómicos. Los futuros del S&P retroceden un 0,59%, lo que revela preocupación en Wall Street, cuya intensidad conoceremos esta tarde.