El BCE aplaza cualquier cambio en la QE a 2018, pero no logra frenar al euro. Tal y como esperábamos Draghi rebajó el tono transmitido en su anterior declaración en Sintra. Reconoció que la inflación subyacente solo se recuperará muy gradualmente.

Las compras de deuda seguirán hasta diciembre de 2017, aunque podrían comenzar a discutir cambios en otoño. Expresamente dijo que lo último que quería el BCE era que las condiciones del crédito se deteriorasen. A pesar de este intento de rebajar la presión el mensaje no fue demasiado claro, se nota que quiere nadar y guardar la ropa, y el euro ha seguido su revalorización. De hecho la moneda única llegó a superar el nivel de 1,165 durante la sesión. Por el contrario la rentabilidad de la deuda no se movió mucho aunque el tono fue ligeramente bajista.

Adicionalmente se conoció una bajada del índice de confianza de los consumidores europeos en julio, (al -1,7 desde el -1,3 de junio) que  une a la reciente bajada del ZEW. Habrá que ver la semana que viene la evolución de los PMI y del IFO. Una vez pasada la reunión del BCE, las próximas referencias serán los resultados y la reunión de la FED del miércoles, que si puede ser muy importante de cara a la cotización del EUR/USD. Por el momento, hasta tener más evidencias de que los resultados son fuertes, las bolsas seguirán moviéndose de forma lateral.