El descenso del precio del petróleo frena la subida de la inflación. Con los descensos de los últimos días, la cotización del petróleo ha perdido un 20% desde enero y un 15% en el último mes.

Aunque la media de lo que llevamos de año frente al mismo periodo del año anterior es aún superior, la diferencia se va reduciendo y si se mantiene en el nivel actual, en junio puede desaparecer. Aunque ya se han visto reducciones de las tasas de inflación en la UEM y EEUU en los dos últimos meses, el temor está en que se produzca cierto efecto arrastre sobre la inflación subyacente.

En ese sentido ayer las rentabilidades de la deuda pública descendieron en todos los plazos pero sobre todo en los más largos. La rentabilidad del bono alemán se mantiene por debajo del 0,3% y, al igual que el americano, ha anulado buena parte del repunte que se produjo tras la reunión de la FED de hace unos días. 

En nuestra opinión, la situación macroeconómica garantiza que no vuelva a hablar de deflación, pero tampoco caben esperar fuertes repuntes de precios debido a las dinámicas demográficas, de la digitalización y del mercado de trabajo.

En este entorno las empresas de materias primas, incluyendo las relacionadas con el petróleo, pueden seguir bajo presión a corto plazo, así como los bancos se pueden estabilizar, ante la constatación de que la subida de tipos será muy progresiva aunque avance el ciclo.

Por el contrario empresas de rentabilidad por dividendo y con proyectos con rentabilidades estables a largo plazo (concesionarias, inmobiliarias), pueden recuperar parte de los flujos que se fueron en diciembre a las empresas cíclicas a causa del “Trump trade”.

En todo caso muchas empresas, incluyendo las petroleras, pueden dar sorpresas con una generación de caja positiva por una contención de las inversiones. La clave para la tendencia del mercado en los próximos meses, va a estar en los resultados empresariales del primer semestre.