Las bolsas muestran la volatilidad típica de un cambio en la política monetaria. Es cierto que la senda que la FED ha dibujado para la subida de tipos (tres incrementos de 0,25pb al año), es bastante concreta y moderada, como para que su implementación no perjudique la estabilidad de los mercados.

Sin embargo también se anunció la reducción progresiva del balance de la FED, y eso significa entrar en un terreno desconocido para la deuda pública, una nueva situación donde los bancos centrales ya no sean compradores sino vendedores netos.

Aunque este anuncio ha producido cierto aumento de la rentabilidad de los bonos, seguimos pensando que las subidas de las rentabilidades será moderada.

En primer lugar porque no hay una fuerte presión inflacionista y en segundo lugar porque la mencionada reducción del balance de la FED será también muy progresiva y no sólo progresiva sino adaptada a la situación del mercado.

Una de las razones por las que pensamos que los bancos centrales y especialmente el BCE no dejarán que las rentabilidades de la deuda se disparen demasiado, es el gran volumen de deuda pública a nivel mundial. 

Ayer por ejemplo se conoció que en España la deuda pública creció en el primer trimestre de 2017 un 2% (2,9% interanual) alcanzando el 100,4% del PIB y situándose en 1,129 billones de euros. Además del cambio de paso de la FED, los últimos datos en EEUU de ventas minoristas y de producción industrial han estado algo por debajo de las expectativas. 

Con este contexto no descartamos que las bolsas puedan seguir en tono lateral hasta conocer los resultados del primer semestre.