El Ibex y el resto de las bolsas europeas se han venido abajo en una sesión muy complicada para la banca, especialmente para el Popular. Mientras caían las acciones, subía la deuda en Europa y EEUU, cuyo precio aumentaba a medida que caía fuertemente su rentabilidad. Una acusada actitud de intensificar la prudencia se ha impuesto en los mercados.

En EEUU hay un intento de mostrar la ilegitimidad de la victoria de Trump a través de un proceso de recuento de votos que puede iniciarse en Wisconsin, y al que podrían seguir otros. Al mismo tiempo, la OCDE ha indicado que las políticas que prepara Trump podrían impulsar la economía mundial.

En el mercado de petróleo, Irán y Rusia parecen dispuestos a romper el acuerdo de rebajar la producción que algunos tratan de pactar el miércoles. No obstante, el Texas ha subido a 46,91 dólares.

A este entorno confuso se ha sumado el hundimiento del Banco Popular en el Ibex, mientras en la Caixa Geral de Portugal, el mayor banco luso en activos, han dimitido el consejero delegado y seis miembros del consejo en pleno proceso de recapitalización de la entidad. A su vez, en Italia la aprobación por parte del regulador para que el Monte dei Paschi convierta deuda en acciones por valor de 5.000 millones de euros puede verse comprometida si sale un "no" al referéndum del domingo. Toda la banca del Ibex ha retrocedido.

Mario Draghi ha dicho que la recuperación económica continuará, pero con "incertidumbres políticas y económicas significativas".

Wall Street también se ha ensombrecido tras la ola de alzas que ha vivido últimamente la rentabilidad (que va en sentido contrario al precio) del bono americano a 10 años, el treasury, ha retrocedido un 1,39%, hasta 1,562%. Parecería que volvemos a los tiempos en que los bonos mandaban en los mercados. Hoy ha sido espectacular.