El Ibex ha recuperado la cuota de los 8.400 puntos y el Eurostox lo ha hecho casi a la par, mientras el S&P de Wall Street se mantiene en ganancias, aun cuando no se sabe la duración de este repunte que puede ser pasajero. La volatilidad no ha desaparecido.

Los inversores estaban en busca de un rebote y los ánimos ofrecidos la víspera por los jefes de fila presentes y pasados de la Reserva Federal han ayudado, pero lo curioso de la sesión es que no se ha podido ocultar el miedo. De hecho, los hedge funds siguen apostando en firme por el oro, valor refugio en esta fase de inflación por debajo del nivel deseado del 2%.

La subida del precio del petróleo ha sido el principal motor de la subida, general con el barril Texas trepando un 5,5%, hasta los 39,31 dólares. La mejora de las exportaciones alemanas también han ayudado a Europa aun cuando el déficit público en Francia no ha subido al 5% o 5,2%, que tanto inquietan aquí sino al 9,1% a finales de febrero. O sea, como en la época de ZP.

Las mejores expectativas del crudo reanimaron a los emergentes, que van saliendo del letargo paso a paso.

Pero luego ha llegado el dato de inventarios mayoristas de EEUU, que juegan un papel muy importante en el PIB, mostrando un descenso del 0,5%, en febrero, lo que ha llevado al banco JP Morgan a recortar su previsión de crecimiento de la economía americana en el primer trimestre hasta el 0,2%, frente al 0,7% previo. El euro ha subido a 1,14 dólares.

Goldman Sachs se ha pronunciado en la misma línea de pesimismo sumando a lo anterior la caída de las ganancias que se van a ver la semana que viene cuando las empresas que cotizan en Wall Street empiecen a presentar lo que han hecho en el trimestre pasado. Aun cuando parte sea atribuible al sector de la energía, podrían caer un 9,8%, según datos de Bloomberg. Así que aprovechen este fin de semana porque a partir del lunes los únicos datos positivos probablemente sean los de la élite de la Liga BBVA.