No sólo las personas tienen corazonadas, también los mercados: lo llaman "momentum", que viene a significar correcciones acerca de las previsiones racionales sobre el corto plazo. Gracias a ese momentum, casi operístico, el Ibex ha saltado de escala, de los 8.400 puntos sobre los que giraba el viernes, hasta los 8.500 de hace unos minutos. Caixabank está jugando su papel en ese tránsito.

Y es que el banco de Fainé ha trenzado un acuerdo sobre el BPI portugués al lograr que muy poderosa Isabel dos Santos ceda su posición en la entidad lusa a cambio de lograr el control total en el banco de su país, el angoleño BFA. De ese modo, Caixabank ha liderado las subidas de una banca española deseosa de buenas noticias, a las que se han sumado el Popular, que ha celebrado junta de accionistas, el Santander y el BBVA.

También ha jugado en banca el acuerdo de la creación de un fondo en Italia que absorba créditos dudosos, algo que al menos en su génesis era conocido la semana pasada. Pero ya se sabe que en Roma, con tanto palacio,  las cosas van despacio.

Los inversores también han cotizado el alza del petróleo aun cuando han llegado noticias de productores que no están dispuestos a reducir el bombeo de crudo. Pero hoy ha sido un día de hipótesis por excelencia, máxime al convocar la Reserva Federal una reunión de urgencia. 

Mañana llegan previsiones del FMI, que hace días indicó que nos hallamos en estado de alerta, aun cuando aquí nos encontramos en estado de esperanza. Debe ser por el fútbol. Si es así, el mercado no está equivocado.