Los mercados no encuentran dirección y aunque encuadrados en marcos geográficos comunes, se mueven en orden disperso. Con un fin no precisado: acabar la sesión más o menos como la han iniciado.

Los bancos centrales están mareando la perdiz para frenar las bolsas, y estas, lejos de tomar nota, dan tumbos. Hoy, las noticias de que Pfizer ha comprado la firma fabricante de fármacos contra el cáncer Medivation por 14.000 millones de dólares ha animado la sesión junto el acuerdo del gigante de semillas Syngenta como Chemchina. Al menos hay señales de vida.

Por el contrario, las expectativas de un acuerdo para reducir la producción de petróleo se están desvaneciendo como ya había anunciado el ministro de Energía de Nigeria. Morgan Stanley ha señalado que ningún país quiere reducir su cuota de producción, y ello hace muy difícil ajustar la oferta. El crudo Texas ha retrocedido un 2,18%, hasta 47,46 dólares, mientras el Brent ha perdido la cuota de los 50 dólares.

En Europa, Volkswagen ha sido forzada a reducir la producción en Alemania, donde la última encuesta ZEW sobre el estado de ánimo de empresarios e inversores muestra un clima muy frío.

Mañana, el Tesoro espera colocar hasta 3.500 millones de euros en letras a 3 y 9 meses. El Ibex da vueltas sobre sí mismo sin recuperar los 8.500 puntos. Bancos, como Caixabank, Sabadell, Santander y BBVA han mejorado, así como IAG al caer el precio del petróleo. 

En Wall Street, el Dow Jones ha abierto con un descenso del 0,2%, aunque puede luego fluctuar como ha ocurrido en Europa. El dólar ha bajado y se intercambia a 1,1327 por euro. En Nueva York, los traders, aburridos de los bancos centrales comentan que los gigantes de la tech atesoran medio billón de dólares en cash cuando el PIB americano es de 17,4 billones. Es decir, que las estrellas de los mercados valen cada día más pero a la hora de invertir se lo piensan dos veces.