El Ibex ya está en los 9.000 puntos tras un larga travesía en el desierto con la vuelta de los valores bancarios a la actualidad viva. El momento del mercado les favorece tras sufrir un largo castigo con los tipos de interés bajos. La resistencia al dolor que han mantenido les está ayudando en este momento dulce.

El BCE no tocó los tipos y Mario Draghi se mantuvo en una línea de continuidad sin reaccionar a los movimientos verbales de la Reserva Federal, si bien expresó su disposición a "extender si es necesario" el periodo de compra de bonos públicos más allá de marzo de 2017. Este comentario dio alas a una banca con fuertes tenencias de deuda soberana en sus balances. Frankfurt entiende.

Además, fue un buen día para el Tesoro, que colocó deuda a 50 años por valor de 1.126 millones de euros al 2,699%, signo de confianza, al tiempo que ponía en el mercado otros 3.760 millones de euros en bonos más convencionales. El dato de que un nuevo récord de exportaciones ha reducido el déficit comercial español un 31,6% en agosto también ayudó.

En el Ibex, Bankinter, BBVA, Santander, Caixabank y Sabadell se llevaron la palma de las subidas, junto con IAG que disfrutó de una buena sesión gracias a los buenos resultados de Lufthansa y al descenso del precio del petróleo. El tipo Texas ha retrocedido un 2% hasta 50,56 dólares.

El Dow Jones bajaba el pistón a media sesión acompañando unos resultados de Microsoft que no convencieron del todo a los inversores. No hubo un ganador claro en el debate Clinton-Trump, de la misma manera que no hay un signo nítido -positivo o negativo- de la evolución de la campaña de presentación de resultados en Wall Street. El resultado del conjunto es mixto. Sobre ese escenario resuenan las trompetas más o menos ruidosas de cada uno, Draghi eligió el buen tono y la discreción.