El Ibex ha profundizado en las pérdidas de la mañana y ha retrocedido por debajo de los 10.400 puntos en una sesión muy comprometida. En Wall Street, el pesimismo ha dado claras muestras de presencia, lo que ha  hecho  proliferar las ventas a media sesión.

En la última jornada de la semana  los inversores han echado cuentas sobre la situación de los mercados teniendo presente dos advertencias.

Una, la de ayer de Draghi cuando dijo que si fuera necesario ampliaría las medidas de estímulo, dando a entender que no está nada claro que las fuerzas inflacionistas se hayan impuesto a las deflacionistas (hoy expertos consultados por el BCE han situado la inflación europea en el 1,5% en 2017, el 1,4% en 2018 y el 1,6% en 2019, muy lejos del objetivo del 2%). La recuperación noi está garantizada.

La segunda fue la advertencia lanzada la semana pasada por Jamie Dimon, presidente del JP Morgan, cuando echó en falta la reforma fiscal. En concreto dijo: "Mi opinión es que la tributación a las empresas es crítica, para el crecimiento, y  para atraer los capitales que están fuera, y es por eso que no me gusta que haya cerca de 2 billones de dólares generando beneficios para otros países".

La liquidez,o precios más elevados, constituyen factores básicos en esta fase de estabilización monetaria y, en su ausencia, los mercados se han echado atrás.

En el Ibex, los protagonistas han sido Abertis, que ha sido uno de los pocos valores que han subido, y ACS, que ha perdido más del 6%.

En Wall Street, los decepcionantes resultados de General Electric, que es una empresa multisectorial, ha enturbiado las perspectivas de los inversores. En la penumbra, han subido el euro  a 1,1650  y el oro a 1.256,2  dólares. Ha sido una jornada cargada de advertencias.