Se le acabó la gasolina a la bolsa. Tras siete jornadas al alza, el Ibex pinchó. En conjunto, la jornada en el mercado estuvo dominada por la cautela aun cuando el precio del petróleo (el gran barómetro  para los inversores desde hace meses) se fuera por encima de los 36 dólares a pesar de los avisos en contra de Arabia Saudí.

Había un personaje inteligente y hàbil en la Bolsa de Barcelona que cuando las cosas no estaban del todo claras largaba: “Tipos de interés a la baja, tiempo despejado, ánimo al alza”, que debía servir para enderezar una trayectoria bursátil perdida. Pues bien, ayer la meteorología cumplió, pero ¡ay! el tema de los tipos de interés, Señor, se fue por la tangente. El mercado empieza a considerar que el BCE tiene el jueves poco margen para comprar deuda pública, con lo que la banca española se encontró saliendo del armario con una perspectiva de un margen financiero presionado por uno tipo de interés real menos cero (que no es lo mismo que tipos bajos) y sin poder compensar la disminución de ingresos con un menor coste derivado de una prima de riesgo moderada.

Fuera, Sanghai subió un 0,81% aun cuando las reservas de divisas cayeran un 0,93%, el cuarto descenso consecutivo, lo que denota que el capital sigue saliendo del Imperio del Centro. El Dow Jones oscilaba entre alzas y bajas a media sesión. Y el Eurostoxx 50 fue peor que el Ibex a causa de la dimisión del director financiero de EDEF, reveladora de las dificultades del sector energético francés, en el que está también aprisionado Gamesa.

La estrella en esta jornada a semioscuras fue FCC, donde las acciones subían al ritmo que imponía la carrera por lograr el 15,3% de prima que ofrece Slim en su OPA, a 7,6 euros por acción. Ciertamente, el karma del inversor es el de buscar dinero, pero siente que va a sufrir más que “El Renacido”, que ha perdido por defunción a su amigo el inventor del email.