Se veía venir la corrección como la lluvia, que se llevó los 9.000 puntos de referencia en una jornada en la que el Tesoro colocó casi 3.000 millones de euros en letras rebajando un poco más el tipo de interés pagado. Eso y el dato de que la compra de viviendas en España se ha disparado un 26,6% en enero indican hacia dónde se dirigen las liquideces que crea con generosidad el BCE. Mucha gente vuelve a creer más en el tocho que en la bolsa.

Tampoco Europa daba señales de alegría, aun cuando la encuesta que habitualmente hace BofA Merrill Lynch indica que los gestores globales veían la zona euro como la más interesante para invertir. Estos mismos gestores  se muestran menos pesimistas reduciendo sus posiciones en liquidez (o de no inversión) en 5,1% frente al 5,6% previo. Pero lo más curioso fue observar cómo estos ejecutivos criticaban el exceso de distribución de los beneficios entre accionistas y recompras de acciones por parte de las empresas (el 16% del total), el dato más alto desde mayo de 2009, en detrimento de la inversión. Toda una señal de impasse.

En Estados Unidos se celebra hoy el supermartes preelectoral, con Donald Trump buscando alzarse con la victoria en Florida y Ohio, dos batallas decisivas en la carrera presidencial, mientras el americano de a pie redujo sus compras, cuando se esperaba que subieran sus compras. El petróleo de Texas también baja un 1,21%, hasta 36,73 dólares, dejando a Wall Street un poco planchado. Con pocas esperanzas además de que mañana la Reserva Federal ponga una música si no marchosa al menos algo tonificante.