En la búsqueda constante de alternativas saludables que reemplacen los clásicos snacks de bolsa, cada vez más personas priorizan opciones que favorezcan sus objetivos de pérdida de peso sin sacrificar el placer de picar entre horas. Ante esta demanda, la nutricionista María de Lluc se ha convertido en una voz de referencia, destacando productos accesibles, transparentes en su composición y beneficiosos para la salud. En esta ocasión, dirige la mirada hacia los lineales de Lidl, donde ha encontrado lo que ella define como “el mejor snack de bolsa para bajar de peso” disponible actualmente en supermercados. 

¿Cuál es la elección de la nutricionista? 

Un snack crujiente cuyo ingrediente principal es el mijo. A través de un vídeo en sus redes sociales, Lluc desgrana las virtudes de este producto con una claridad pedagógica encomiable. “Miren chicas este snack, lo más importante es que siempre nos fijemos en los ingredientes”, explica mientras muestra la bolsa. Y lo que encuentra es, precisamente, lo que más valora: simplicidad y naturalidad. “Y contrariamente a lo que os podéis imaginar, es un 99,4% mijo pelado. Superbién”, añade con entusiasmo. 

Frente a la abrumadora oferta de aperitivos ultraprocesados, con interminables listas de ingredientes y aditivos de nombres impronunciables, este producto destaca por su pureza. Se trata de un cereal sin gluten, rico en fibra, con un buen aporte de minerales y de fácil digestión. La nutricionista subraya que el único ingrediente añadido es la sal marina, lo que lo convierte en una opción nutritiva, sabrosa y libre de componentes innecesarios. “Sé que no son patatas, es mijo”, aclara, anticipándose a la confusión visual que podría generar su formato de bolsa y textura crujiente, similar al de las patatas chips. Su objetivo es que sus seguidores entiendan la esencia del producto: no es una versión light de algo insano, sino un alimento real y diferente. 

El snack ideal 

Más allá de su calidad nutricional, Lluc pone el acento en un aspecto crucial para que una recomendación sea realmente útil: el precio. “Ahora están en oferta y cuestan 99 céntimos”, anuncia, animando a su audiencia a probarlos y a guardar el vídeo para tener siempre a mano la referencia. Este punto es fundamental, ya que demuestra que comer de forma saludable no tiene por qué ser caro ni complicado. La accesibilidad económica es un puente necesario entre el conocimiento nutricional y la práctica cotidiana. 

El mijo, cereal milenario, pero a veces olvidado, se erige así en protagonista de un snack ideal. Al ser libre de gluten, es apto para personas con intolerancias o celiaquía. Además, suele presentar un índice glucémico más bajo que otros cereales, lo que se traduce en una mayor sensación de saciedad y en la evitación de picos de azúcar en sangre. Esto lo convierte en un aliado excepcional no solo para quienes buscan perder peso, sino para cualquier persona interesada en llevar una alimentación más equilibrada y consciente.