El expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero ha superado su legendario "apoyaré". Es decir, el cinismo de aquella promesa (electoral y electoralista) jamás materializada, sino todo lo contrario. Parecía imposible, pero lo imposible es lo que pasa, y el exlíder socialista reaparecía este domingo en la portada de La Vanguardia para hacer saber a los catalanes y las catalanas que "la salida" del laberinto Catalunya-España pasa por... tachín, tachán... ¡"volver al Estatut de antes de la sentencia"! Es decir, del Estatut cepillado primero por el PSOE de Zapatero y después recortado por el Tribunal Constitucional con la aquiescencia del gobierno Zapatero y a pesar de haber sido aprobado por el Parlament, las Cortes y los catalanes y catalanas en referéndum (así como preceptivamente sancionado por el Rey de España) con el apoyo absoluto del gobierno Zapatero, su partido y, claro, "los compañeros del PSC".

Tatachán y estupefacción general. Pero todavía hay más. Más de uno (y más de una) pensará que nunca es tarde para rectificar. Y que hacerlo es de sabios. Pero mira por dónde que ahora hace ocho días, el líder del PSC, Miquel Iceta, declaraba en una entrevista en El Nacional que la reforma federal de la Constitución y el nuevo Estatut que propone Pedro Sánchez tendrían que servir no sólo para recuperar lo que se perdió en la colada Constitucional sino algunas cuestiones más. Iceta, que incluso admitía la posibilidad de una ley de claridad y un referéndum a la quebequesa, en último término, afirmaba: "Si reformamos ahora la Constitución, no es sólo para rescatar la parte perdida del Estatut, sino para abrir una etapa política nueva y abordar muchos temas". De nuevo, A Dios rogando y con el cepillo cepillando