El malestar en las relaciones entre el president de la Generalitat, Quim Torra, y el delegado del Gobierno, Enric Millo, circula en las dos direcciones. Si desde la presidencia de la Generalitat se reprocha que Millo vetó la entrada del president en la sala de autoridades del aeropuerto el lunes, cuando viajó a Madrid para visitar a los presos, desde la delegación se lamenta que Torra no ha respondido a las llamadas que el delegado le ha hecho para felicitarlo por su nombramiento.

Fuentes de la delegación aseguran que Millo intentó hablar con Torra después de que el lunes de la semana pasada fue investido por el Parlament en segunda vuelta. Desde la delegación se intentó localizar al president investido a través del grupo parlamentario de JxCat para felicitarlo, pero el delegado no consiguió hablar con él.

Dos días más tarde, el miércoles, el president tomó posesión en el palau de la Generalitat en un acto en el cual sólo estuvieron presentes el presidente del Parlament, Roger Torrent, y el secretario del Govern, Víctor Cullell, aparte de la familia de Torra, y al cual no fue invitado ningún representante del gobierno español. Fue la primera vez desde la restitución de la Generalitat que no había ningún representante del Estado en este acto.

También entonces, según fuentes de la delegación del Gobierno, Millo se intentó poner en contacto con el president para felicitarlo, esta vez llamándolo a la Generalitat. Y tampoco lo consiguió.