Los micrófonos del Parlament han jugado una mala pasada esta mañana al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que ha convocado una rueda de prensa en el atril de la Cámara después de reunirse con los diputados que lidera Inés Arrimadas.

No ha habido ningún problema cuando hablaba Arrimadas, que ha sido la primera en intervenir, pero tan pronto como se ha situado ante los micrófonos el líder del partido, han empezado las dificultades. Unas ruidosas reverberaciones en los altavoces impedían escuchar el discurso con corrección y se han mostrado indiferentes a los intentos de domesticarlas desde el atril.

"Me espero un minuto porque sentirse uno mismo empieza a ser preocupante", ha comentado con humor mientras esperaba que llegaran los técnicos.

Con la llegada de los responsables del sonido, de nuevo han empezado las pruebas y ha resultado que el micrófono funcionaba correctamente. "Quedaos. ¡No os marchéis!", les ha pedido como aquel que cada vez que hace venir el servicio técnico de la lavadora resulta que la lavadora funciona. Parecía que todo estaba arreglado, y ha arrancado de nuevo la rueda de prensa. Pero no... De nuevo, reverberaciones. "Estamos peor que Rodalies, ha llegado a ironizar, ya que este era uno de los temas sobre los que quería hablar en su intervención.

El político naranja ha probado el micrófono y ha intentado reanudar la rueda de prensa cada vez que le han invitado a hacerlo. Y no obstante, cada vez que arrancaba su discurso -en castellano- el micrófono resonaba. "¿Hay una cámara oculta?", se ha preguntado en voz alta ante la sorprendente -"surrealista"- situación y observando los rincones del techo después de uno de los múltiples intentos frustrados.

Al final, se ha optado por apagar los altavoces de la sala. Y la rueda de prensa se ha podido reanudar.