No ha pasado ni una semana desde su nombramiento como presidente del Parlament, pero Roger Torrent ya es una de las caras conocidas de la política catalana. Esta fama empieza a tener los efectos sobre su día a día. Este mediodía, por ejemplo, Torrent llegaba al Parque de la Ciutadella después de comer. Cuando se dirigía a la puerta de entrada, un grupo de señoras le han parado. Querían hacerse una foto con él. Torrent las ha atendido sin problema.

Ellas, sin embargo, no eran las únicas admiradoras del presidente. Desde lejos, un grupo de niños que comía en el parque durante una salida escolar también le han reconocido y e han estado observando con atención un rato, hasta que les ha dedicado un saludo y, finalmente, ha entrado. Esperamos que, en medio de tanta fama, le quede tiempo para atender la avalancha de compromisos parlamentarios de inicio de legislatura.