El conseller de Afers Exteriors, Relacions Institucions i Transparència, Raül Romeva, ha presentado esta semana el programa de las actividades conmemorativas del 80 aniversario del inicio de la guerra civil: "80. 1936-2016. Memoria de la guerra civil". Lo más sorprendente de todo es que Romeva ha anunciado que "la celebración del 18 de julio de este año tendrá una magnitud como nunca la había tenido". Aunque la Generalitat prepara un gran acto para el 18 de julio en el Palau de la Música, Romeva lo tendrá difícil para cumplir su promesa: si en alguna cosa se destacó la dictadura de Franco, fue en la "magnitud" de la celebración de la "Fiesta Nacional" del 18 de julio. El "Día del Alzamiento Nacional" era motivo de fiesta en todos los hogares, ya que era el día que los trabajadores recibían la paga extra, llamada popularmente "el 18 de julio". Y habitualmente Franco ofrecía una magna recepción en el palacio de la Granja de San Ildefonso, con presencia del cuerpo diplomático y del Who is Who del régimen. La gran celebración tenía su réplica en miniatura en los gobiernos civiles de cada provincia, donde las élites locales rendían homenaje al dictador. Y en cada municipio, el Ayuntamiento organiza a su vez solemnes celebraciones. Misas, tedeums, desfiles, recepciones, demostraciones juveniles y bailes "regionales" se desplegaban aquel día por toda España. El Caudillo le dejó el listón muy alto al conseller.