Àngel Ros, el alcalde de Lleida, no disfrutó mucho este domingo en el Aplec del Cargol. Acompañaba al presidente Quim Torra en su visita a las diversas peñas y resistía, mal que bien, los silbidos de muchos peñistas o los comentarios sobre el disgusto que causa su pacto con Ciudadanos, ante quienes cede ahora sí ahora también en cuestiones como la lengua, que son de mala digestión. Su suerte, sin embargo, parecía que cambiaba cuando se acercó al séquito un sonriente padre con su hijo. El hombre presenta al niño al president Torra y, acto seguido, se dirige a Ros, que abre una sonrisa de alivio. El padre señala al alcalde y dice al niño: "Y este señor... es un botifler". El padre se marchó dejando a Ros con media sonrisa helada en la cara.