Cultura, ocio y educación. A menudo divididos en diferentes carpetas de forma artificial, la pandemia ha hecho ver la necesidad de que estos tres ámbitos de intervención se interrelacionen entre ellos: "En una situación de crisis, los departamentos de la administración se acercan entre ellos y se ve más lógico que espacios como la educación y la cultura trabajen juntos". Así lo manifiesta Pep Montes, gerente del Acellec (Asociación Catalana de Empresas del Ocio, la Educación y la Cultura), una agrupación patronal "peculiar" porque, más allá de defender los intereses específicos de los asociados, trabaja con una perspectiva más amplia: "Trabajamos para la visibilización del sector y para hacer que se reconozca el peso que tiene a nivel económico, social y cultural".

En el pasado gerente del Ateneu Barcelonès y primer director del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Montes es una de las voces más autorizadas para hablar del sector de la cultura de proximidad. Un sector que, de forma paradójica, ha encontrado el reconocimiento que perseguía en la crisis del coronavirus. "En nuestro ámbito somos especialistas en mediar y facilitar el contacto humano y la relación comunitaria, que es precisamente lo que hemos echado de menos durante el confinamiento. De repente, todo el mundo se ha dado cuenta de como de necesarios somos", se felicita Montes.

Este reconocimiento puede ir acompañado de un cambio en nuestra concepción de lo que es cultura. "La cultura no sólo son los sectores clásicos de las artes escénicas, plásticas, musicales... también hay un ámbito más indefinido que tiene que ver con la potenciación de las redes comunitarias", reivindica el gerente del Acellec, que considera que el principal problema es centrarse sólo en el 'consumo' cultural: "Durante demasiado tiempo nos hemos olvidado de la cultura como generadora de relaciones y hemos hablado sólo de la producción cultural".

Uno de los ejes sobre los que pivota la acción del Acellec es la juventud, un colectivo "estigmatizado" en lo que se señala como uno de los vectores de riesgo por el surgimiento de rebrotes. Sólo escuchamos hablar de jóvenes en términos negativos y nos cuesta encontrar mensajes positivos. Es una inercia que tenemos que romper", denuncia Montes, mientras reivindica el papel que ha tenido el colectivo durante el confinamiento: "Si ha habido algún grupo absolutamente optimista y reactivador que se ha movilizado y ha participado en redes de apoyo comunitario han sido los jóvenes".

En última instancia, Montes pone en valor la estructura económica de pequeñas empresas que sostiene el sector del ocio y la cultura en un contexto de crisis. "Es una organización que trabaja con proximidad y que conoce la singularidad de cada entorno", destaca, además de una "gran capacidad de resiliencia". Sin embargo, reconoce que esta estructura tiene pocos recursos para aguantar una sacudida de la dimensión de una pandemia. De esta manera, lanza dos propuestas para sostener este ecosistema: "inyectar dinero desde la administración y dar apoyo social a las personas individuales que hay detrás de estas empresas".

La campaña #joimpulsotalent permite hacer aportaciones económicas para apadrinar talento de una forma muy sencilla, ahora y aquí.