El doctor Josep Maria Via es una de las voces más autorizadas para hablar sobre el impacto de la pandemia en el sistema sanitario. Fue directivo tanto del Instituto Català de la Salut como del Servicio Catalán de la Salud, además de presidente del Consejo Rector del Parque de Salud Mar de Barcelona. En la actualidad, asesora la presidencia de la Fundación Edad&Vida, "un grupo de empresas que tienen como denominador común el interés por promocionar la calidad de vida de las personas mayores".

Una de las reivindicaciones que lleva haciendo esta entidad en los últimos años es la integración de servicios sociales y sanitarios. "Precisamente eso es lo que ha fallado en esta crisis", apunta Via, que considera que se ha sido "injusto" con las críticas en las residencias de personas mayores: "Se podría decir que no ha fallado nada. Fueron concebidas como un sustituto del hogar, no como un recurso sanitario. Ahora todo el mundo se rasga las vestiduras por algo que es evidente: nunca se ha previsto una atención sanitaria en el sector residencial".

Con respecto al desgaste psicológico y emocional de los propios profesionales, Via considera que "todavía no estamos en condiciones para valorar su impacto, pero es muy grande". En este sentido, veo contraproducente que "se ponga la justicia en su peor versión, la penal, sobre esta gente", haciendo referencia a los diversos procesos de judicialización tanto de las residencias como de los propios profesionales: "Les estamos pidiendo un imposible. Las plantillas, con bajas por infección del virus de entre el 30 y el 60%, han tenido una actitud admirable; más no se puede pedir. Que ahora se criminalice esta gente... es terrible". Como en el resto de sectores, el sanitario también se pregunta si esta pandemia hará repensar el sistema en el futuro. "El cambio más urgente e imprescindible es el dinero", resume Vía, que observa como una oportunidad la autorización de la Unión Europea en el Estado español para sobrepasar los límites de déficit: "Sería interesante que parte de este endeudamiento, más allá de la reactivación económica, fuera al sector sanitario".

No obstante, se muestra "escéptico" con que se produzca un cambio real. Pone el ejemplo de Wuhan (China), "donde ya están con los niveles de contaminación ambiental de hace un año". Pero también basa su percepción en la actitud de la propia ciudadanía: "La gente tendría que entender que no puede aplaudir a las ocho de la tarde a unos profesionales que han sufrido lo que no está escrito y que están muy mal pagados, para después salir en grupos sin mascarilla y hacer actividades que acabarán poniendo de nuevo en crisis el sistema sanitario".

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