Cuando alguien oye hablar del Berguedà, seguramente lo primero que le viene a la cabeza es La Patum y las setas. Esta fiesta tradicional que se celebra durante el día de Corpus Cristi en la ciudad de Berga, y que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es todo un referente de unas tierras que son la meca de cualquier preciado buscador de setas. Pero ya que estamos hablando de obras maestras, y de Patrimonio, lo que sin duda tendría que ser considerado como tal es su tridente particular: naturaleza, cultura y gastronomía. Sucede lo mismo con la Cerdanya, donde sus tierras esconden muchas cosas más que los idílicos y conocidos paisajes. Si lo quieres comprobar de primera mano, apúntate una de las siguientes propuestas.

La primera pasa por Bagà. Concretamente en el restaurante Niu Nou, de la mano de Romà Revelles y Carme Clotet, experimentarás un viaje en el tiempo inspirador, retrocederás en cada delicado bocado a la época medieval. Los dos propietarios, campesinos y amantes de la tradición, tenían el objetivo de volver a los orígenes, recuperando legumbres, alimentos ecológicos y recetas pensadas para los más sanos. Lo han conseguido con platos exquisitos como el salmón con genestada, una salsa hecha con arroz, azafrán y leche de almendras, que ya aparecía en el Llibre de Sent Soví, un recetario de cocina medieval escrito en catalán.

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Para culminar la escapada se puede hacer noche en el hotel gastronómico Ca l'Amagat, ubicado también en Bagà. Este bonito y acogedor establecimiento forma parte del Club dels Sabors del Berguedà, una asociación que vela por el producto local y por la famosa cocina de proximidad. Te puedes deleitar con platos de nivel como el carpaccio de setas con vinagreta de piñones, un queso artesano con personalidad como el Cuirol con dulce de membrillo del Aranyonet o una carne de cabrito del Cadí-Moixeró salteada con ajos y perejil que te hará caer las lágrimas. 

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Hablando de quesos, no te puedes ir del Berguedà sin visitar una de sus queserías más emblemáticas: Formatges Cuirols (La Nou de Berguedà). Josep Venturós regenta el negocio desde el año 2007. Ha cumplido su sueño: producir auténticas obras de arte como las que preparaba con mucho amor su abuela. Los quesos son elaborados con leche cruda, es decir, sin pasterizar. De esta manera se conserva el sabor verdadero de la leche consiguiendo unos sabores inigualables.

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La quesería Molí de Ger (Cerdanya) es otro punto de encuentro para los amantes de este producto. Su estrella es el queso tupí. De pasta muy blanda y untuosa, su sabor es fuerte e intenso, persistente y agresivo, con un regusto del licor utilizado en su elaboración. Se fermenta con un licor en un recipiente. Una delicatessen que cumplirá las expectativas de los más exigentes.

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Otro plan que te permitirá vivir esta tierra en su máxima expresión puede empezar con el itinerario de la Llúdriga por el Parque Natural del Cadí-Moixeró. Este transcurre por el lado del río Segre y, junto con una visita a la Casa del Riu y a la Arbreda Riberes del Segre, te ayudará a conocer de la mejor manera los ecosistemas de ribera y la principal protagonista: la nutria.

AQUÍ tienes la planificación y las diferentes rutas.

Después de un buen paseo, seguramente tu estómago empezará a implorar divina clemencia. Calienta motores visitando El Tupí de la Cerdanya. Se trata de una empresa familiar dedicada a la producción de mermeladas, salsas, patés y condimentos artesanales. No te puedes perder algunas de sus especialidades: la tofonada, una salsa exquisita con patata del Bufet y trufa negra, ideal para acompañar con huevos o carne, o la agromontana, una delicia con sal, polvo de setas y especies.

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Una vez te hayas hecho con alguna de estas joyas, te puedes soltar y probar la Creperia de Bor, también ubicada en la misma población. Se trata de un espacio singular donde perderás el norte con creps, fondues, raclettes, quesos y embutidos artesanos. Tiene un jardín ideal para estos días calurosos de verano.

Y si quieres que la jornada ya roce la perfección más absoluta, finalízala en el hotel gastronómico Muntanya & SPA. Situado en el pueblo de Prullans, es conocido como el “Mirador de la Cerdanya” por sus inmejorables vistas del gran valle de los Pirineos, uno de los más anchos de Europa. Comprobarás in situ como Instagram o la cámara de fotos echan humo. Y es que la comarca destaca por su paisaje majestuoso protegido por espectaculares cimas: la Serra del Cadí, la Serra del Moixeró y otros macizos más orientales como la Tossa d'Alp, el Puigllançada y el macizo de Pedraforca, ya dentro del Berguedà.

Comprueba AQUÍ las diferentes ofertas.

Justamente en el Pedraforca se encuentra el Pedraforca Parc Aventura, allí podrás pasar un día fantástico rodeado de la naturaleza más auténtica. Te podrás sentir por un día como Tarzán, perdido por la selva africana con los circuitos instalados entre árbol y árbol, con puentes tibetanos, escalas, tirolinas, redes, túneles y muchas aventuras más.

Tanta actividad física pedirá una solución a la altura. La Cervesera del Pedraforca, nacida en el mismo pie del macizo, concretamente en Saldes, es una cerveza artesanal que recoge toda la esencia del Berguedà. En un futuro no demasiado lejano quieren que todos los ingredientes, lúpulo y cebada, se hagan en la tierra. En pleno auge de las cervezas artesanales, esta la tienes que añadir a la colección.

AQUÍ tienes toda la oferta de cervezas.

Pero ten en cuenta que una cerveza fresca tiene que ir siempre acompañada de un buen festín. Comer en alguno de los restaurantes que forman parte del colectivo Cuina Pirinenca de Cerdanya es garantia de éxito. Una apuesta segura para tus sentidos. 

Localiza AQUÍ qué restaurante se adapta a tus gustos.

El Berguedà y la Cerdanya juegan con ventaja: tienen una localización ideal para huir de un calor que ya nos empieza a atacar sin compasión, y disponen de un tridente que marca la diferencia ante sus rivales.    

Contenido realizado con la información de la Agència Catalana de Turisme