La emetofobia es un trastorno de ansiedad hace que las personas teman el vómito. Es un problema muy real y puede hacer que la vida se convierta en un camino complicado por lo que supone en el día a día.

El miedo es totalmente normal, pero una fobia (al vómito, a volar, a la oscuridad, a las arañas...) es problemática. Una fobia es un trastorno diagnosticable que afecta negativamente la vida de las personas. Casi todo el mundo tiene miedos, pero las fobias pueden llegar al punto de querer evitar personas, lugares y objetos.

Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad y puede desarrollarse a partir de lo que comienza como un miedo perfectamente saludable. No tiene por qué haber un evento traumático o desencadenante, aunque a veces quien la sufre no lo recuerda realmente.

No existe un registro de cuántas personas padecen emetofobia, pero parece ser más común en las mujeres.

Causas de la emetofobia

No hay una causa conocida específica de la emetofobia, pero las personas suelen tener una predisposición genética a la ansiedad en general. La ansiedad tiende a ser hereditaria, pero la manifestación de la ansiedad puede ser diferente. Así, un padre puede tener ataques de pánico y sentirse bien cuando vomita, pero su hija podría desarrollar emetofobia.

Al igual que en ocasiones tenemos una disposición para padecimientos como la diabetes o las enfermedades del corazón, la ansiedad también es en parte genética. Puede que nunca se manifieste, o puede manifestarse durante una parte particularmente estresante de la vida.

No tiene que ocurrir nada traumático para que se manifieste la ansiedad, aunque puede haber desencadenantes ambientales de la emetofobia, por lo general una experiencia pasada desagradable relacionada con el vómito. Tal vez un día se vio a alguien vomitar y el mismo día comieron algo y sintieron un poco de náuseas. Se unieron los dos hechos y comenzó la preocupación por vomitar.

Dichos desencadenantes o eventos traumáticos pueden hacer que una persona ansiosa quiera evitar todas y cada una de las situaciones que podrían implicar el vómito. Ahí es cuando una fobia cobra vida propia.

Características

Para aliviar algo de esa ansiedad, las personas con miedo a vomitar a menudo llegan a extremos para evitar vomitar. Los que padecen esta fobia hacen lo que sea necesario para protegerse de la posibilidad de vomitar o de presenciar un vómito de otra persona. Evitan los bares porque los borrachos vomitan, los restaurantes debido a la posibilidad de sufrir una intoxicación alimentaria o los barcos, aviones y coches por poder marearse. Observan su entorno de manera mucho más cuidado que la mayoría de las personas.

El miedo a vomitar también puede confundirse fácilmente con otros problemas, como el trastorno de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo y la anorexia, y puede hacer que quien lo sufre sea tan selectivo con lo que come que termine teniendo un peso inferior al normal.

Hombre con temor / Unsplash
Hombre con temor / Unsplash

Síntomas

La ansiedad puede causar palpitaciones, sudoración y náuseas, lo que no es un buen augurio para las personas con emetofobia. Pueden estar tan preocupados por vomitar que en realidad se están causando náuseas. Pero hay una sobreestimación de la posibilidad de vomitar y una exageración de las molestias. Quien tiene emetofobia, casi nunca vomita.

Aunque la ansiedad puede hacer sentir náuseas, es poco probable que provoque vomitar, y ahí es donde las herramientas para afrontarlo y el tratamiento pueden marcar la diferencia.

Tratamiento y ayuda para la emetofobia

El tratamiento más habitual de la emetofobia es la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la exposición con prevención de respuesta. El proceso consiste en ayudar al paciente a cambiar la forma en la que piensa sobre el problema y cambiar su comportamiento, desensibilizándolo lentamente frente a lo que lo pone ansioso o temeroso.

La TCC implica enseñar habilidades de afrontamiento como comprender y abordar los pensamientos automáticos. Alguien que tiene miedo de comer cierto alimento por temor a que pueda enfermarse puede recordarse racionalmente a sí mismo con que solo enfermó una vez anteriormente cuando comí ese alimento, por ejemplo.

La exposición con prevención de respuesta implica exponerse a lo que le pone ansioso sin tener una respuesta ansiosa. Eso podría implicar mirar detenidamente un dibujo de una persona vomitando, luego una foto de una persona vomitando y escribir y decir en alto la palabra vomitar. Asimismo, puede tener que comer algún alimento de los que se evitan, viajar en coche o ir al parque de atracciones.  

Hoy en día se ha comenzado también a llevar a cabo terapias de exposición usando realidad virtual, una opción de tratamiento que permite ayudar a los pacientes a progresar de manera más lenta y sistemática que tener que presentarles situaciones del mundo real que pueden volver a traumatizar o incluso ser peligrosas.

Otras técnicas que se pueden usar para tratar los trastornos de ansiedad también pueden ayudar con la emetofobia, como ejercicios de respiración y relajación, yoga, meditación y atención plena.