Técnicas de relajación para dejar a un lado el estrés y diario y conseguir conciliar el sueño sin problemas. ¿Aún no conoces la importancia del descanso? 

Muchas personas encuentran dificultades a la hora de conciliar el sueño. De hecho, este asunto se presenta como una característica de la sociedad actual. Ya sea porque el tiempo para el descanso lo reducimos en favor de otras acciones que ocupan nuestro día a día o por simple estrés. Lo que sí apuntan muchos expertos es que la calidad de nuestro sueño afecta directamente a la calidad de nuestra vida y a nuestros niveles de bienestar.

La meditación puede ser una herramienta muy útil

Sin embargo, la práctica de ejercicio físico, junto a técnicas de relajación, contribuyen a tener un mejor descanso. ¿Qué recursos tenemos disponibles para lograr una disminución de la actividad vital que lleve al correcto descanso?

Sueño de calidad

Técnicas de relajación

Practica la meditación

No hace falta que sean meditaciones de 30 minutos: de 3 a 5 minutos para empezar sería recomendable. Lo importante es establecer un hábito que te ayude a llegar a la cama tras haber “parado” durante ese tiempo. Cada vez son más personas las que se están animando a meditar, por sus múltiples beneficios.

Realiza respiración consciente mientras te concentras y relajas tu cuerpo

Inhala profundo y, mientras exhalas, ve liberando tensiones de las diferentes partes de tu cuerpo desde los pies hasta la cabeza. Puedes pensar en el recorrido que hace el aire una vez entra en tu cuerpo y el camino de vuelta hasta que es expulsado por la boca.

Realiza ejercicios de respiración básica

Inhala en 2 segundos, retén el aire durante 2 y exhala en 4. Si realizas yoga seguramente te habrán enseñado cómo realizar una respiración consciente que te lleve al descanso. ¡Precaución! Los ejercicios respiratorios mal realizados pueden traer consecuencias no deseadas. Consulta siempre con un profesional.

En el descanso, todo suma

Intenta mantener cierto orden en tu rutina diaria, come ordenado y cena ligero. Ordena tu habitación para que te incite al descanso (con temperatura y luz adecuadas), evita siestas prolongadas, lee, escucha música, practica tai-chi… Puedes probar a darte una ducha con agua tibia antes de ir a dormir.

Y, sobre todo, evita “llevarte el trabajo” a la cama. Así como realizar actividad física intensa antes de dormir o utilizar dispositivos móviles antes de acostarte, ya que no ayudarán en nada.

Es cierto que ni están todas las técnicas del mundo, ni quizás valgan para todos los individuos. Cada uno, cada una, sabe lo que mejor puede hacer para lograr este objetivo.