La resaca se produce como consecuencia de introducir una sustancia muy irritante en el cuerpo, que tiene que procesarla y eliminarla. Lógicamente, se trata del alcohol. Y la deshidratación es parte de ello, pero el mayor responsable es el acetaldehído, una toxina que se crea cuando el hígado la metaboliza y trata de excretar alcohol del cuerpo. Debido a cuestiones genéticas, cada persona tiene más o menos cantidad de la enzima necesaria para descomponer esta toxina. Y cuanto mayor sea la presencia de esta toxina, peor será la resaca.

Quien ha sufrido resaca alguna vez, sabe lo mal que se pasa pero conviene tener claro cuáles son las principales posibles consecuencias de pasar por ese trance.

Te sientes somnoliento

Dependiendo de la gravedad de la resaca, estarás entre uno y tres días sin apenas energía. Pero no solo eso, sino que lo normal es que sientas sueño durante el día y duermas peor por la noche.

Problemas para concentrarte

Las resacas están asociadas a déficits de memoria y atención, lo que dificulta bastante mantenerse productivo en el trabajo. Si se suma esta condición a la somnolencia, los días después de haber ingerido alcohol en grandes cantidades se hacen particularmente complicados.

Hombre tratando de concentrarse : Pixabay
Hombre tratando de concentrarse / Pixabay

Puedes deshidratarte

El alcohol no solo puede ser tóxico en dosis altas, sino que también es un diurético, lo que significa que nos quita parte de la tan necesaria agua de nuestro cuerpo. Esto puede provocar todo tipo de síntomas, como dolores de cabeza, náuseas, vómitos y sensación de boca seca. También puedes sentirte un poco hinchado en ciertas áreas de tu cuerpo, como la cara o los dedos.

Puedes sufrir síntomas de inflamación

Al igual que con cualquier otro elemento que tu cuerpo perciba como tóxico, consumir alcohol puede crear una respuesta inflamatoria. Tu sistema inmunitario puede desencadenar ciertas respuestas a la inflamación que se manifiestan físicamente, desde manchas en la piel hasta pérdida de interés en tus actividades diarias. Además, expones a tus riñones y a tu hígado a trabajar horas extra para eliminar las toxinas.

Problemas digestivos temporales

La inflamación tiene un gran impacto en el microbioma y puede interferir con las bacterias buenas de tu intestino. Beber demasiado puede causar una irritación grave en los intestinos, ya que el alcohol irrita el revestimiento del estómago y puede hacer que se liberen más ácidos del estómago a los intestinos. Así, es posible que experimentes malestar estomacal o que tengas náuseas intensas. Si además sufres resacas frecuentemente, puedes comenzar a desarrollar úlceras debido a la acumulación continua de ácido en los intestinos. Y por si fuera poco, las resacas pueden provocar diarrea.