Aproximadamente uno de cada cuatro adultos experimenta reflujo gastroesofágico, una condición común que causa acidez estomacal. El reflujo ocurre cuando el ácido es empujado hacia arriba desde el estómago hacia el esófago, lo que provoca la sensación de acidez estomacal.
Aunque a menudo se usan medicamentos para tratar el reflujo y la acidez estomacal, modificaciones en el estilo de vida también pueden ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida.
A continuación vamos a ver los principales cambios que pueden hacer que mejores del reflujo gastroesofágico si lo estás padeciendo.
Come menos y sin prisa
Cuando el estómago está muy lleno, puede haber más reflujo hacia el esófago. Siempre que se pueda, merece la pena hacer comidas pequeñas con más frecuencia en lugar de tres comidas grandes al día.
Las hormonas controlan en gran medida el apetito y la ingesta de calorías. Después de una comida, el intestino suprime una hormona llamada grelina, que controla el hambre, al mismo tiempo que libera hormonas de saciedad. Estas hormonas le dicen a tu cerebro que has comido, reduciendo el apetito, haciéndote sentir lleno y ayudándote a dejar de comer.
Evita determinados alimentos
Hay algunos alimentos que suelen desencadenar el reflujo más que otros. Entre ellos están la menta, los alimentos grasos, los alimentos picantes, el tomate, la cebolla, el ajo, el café, el té, el chocolate y el alcohol. Si tomas alguno de estos alimentos regularmente, puedes intentar eliminarlos para ver si al hacerlo controlas tu reflujo, y luego intentar volver a añadirlos uno a uno.
No a los refrescos con gas
Si experimentas reflujo ácido, beber refrescos es una idea especialmente desaconsejada. Esto se debe a que los refrescos en realidad exacerban los síntomas del reflujo ácido y la acidez estomacal, lo que hará que el dolor sea más intenso y los síntomas más frecuentes.
Los refrescos cuentan con un alto nivel de acidez, lo que aumenta los ácidos estomacales. Las burbujas del refresco ejercen presión sobre el esfínter esofágico inferior, lo que aumenta el riesgo de reflujo de ácido hacia el esófago. Beber refrescos, especialmente rápido, a menudo provoca eructos, lo que libera ácido estomacal hacia el esófago al abrir el esfínter esofágico inferior.

No duermas después de comer
Cuando estás de pie, o incluso sentado, la gravedad por sí sola te ayuda a mantener el ácido en el estómago, donde pertenece. Por eso merece la pena terminar de ingerir alimentos tres horas antes de acostarte. Eso implica renunciar a la siesta y las cenas tardías.
Ojo con el ejercicio
Evita el ejercicio brusco durante un par de horas después de comer. Un paseo después de la cena está bien, pero un ejercicio más cansado, especialmente si implica agacharse, puede enviar ácido al esófago.
Pierde peso
El sobrepeso aumenta la presión sobre el abdomen. La grasa adicional alrededor del vientre aprieta el estómago, por lo que viaja más líquido hacia el esófago. Esto hace que sea más probable que experimentes fugas de ácido estomacal.
La presión adicional también hace que el esfínter que se encuentra entre el estómago y el esófago se relaje, lo que permite que el ácido del estómago entre en el esófago. El sobrepeso también hace que tu cuerpo sea menos eficiente para vaciar rápidamente el contenido del estómago.
El aumento de peso extiende la estructura muscular que soporta el esfínter esofágico inferior, disminuyendo la presión que mantiene cerrado el esfínter. Esto conduce al reflujo y la acidez estomacal.
Deja el tabaco
Fumar provoca una mayor producción de ácido dentro del estómago, lo que aumenta el riesgo de reflujo ácido hacia el esófago. Fumar promueve la transferencia de sales biliares desde los intestinos hacia el estómago, concentrando así los ácidos estomacales.
Revisa tus medicamentos
Algunos medicamentos, incluidos los estrógenos posmenopáusicos, los antidepresivos tricíclicos y los analgésicos antiinflamatorios, pueden relajar el esfínter, mientras que otros, en particular los bisfosfonatos como el alendronato, el ibandronato o el risedronato, que se toman para aumentar la densidad ósea, pueden irritar el esófago.
Si la aplicación de estos consejos no son efectivos o si tienes dolor intenso o dificultad para tragar, consulta a tu médico para descartar otras causas. También es posible que, en último término, necesites medicación para controlar el reflujo, incluso mientras llevas a cabo cambios en tu estilo de vida.