El deporte a edades tempranas produce grandes beneficios tanto fisiológicos como psicológicos. Por eso, cualquier padre estaría orgulloso de que su hijo disfrutase haciendo un deporte. Ahora bien, no podemos afirmar que todos los niños sean libres de elegir la actividad que más les gusta, ya que muchas veces están condicionados por el entorno, la familia e incluso los amigos.
Cuando practicamos deporte hay una serie de variables psicológicas que debemos tener en cuenta. Como la motivación, la autoconfianza y el planteamiento de objetivos. Y todas ellas influyen de manera determinante en la forma de afrontar esa actividad y, por supuesto, en cómo se disfrutará de ella.

deporte con hijos
 

Lo mejor es inculcarle los valores que les van a ayudar a ser constantes en su práctica

Motivación

La motivación es aquello que nos mueve a hacer algo. Es importante que los niños desarrollen una motivación intrínseca, que sientan pasión. Que practiquen su deporte solamente por el placer y la satisfacción que sienten al hacerlo. Si nuestros hijos no han descubierto su motivación, les ayudaremos a encontrarla.

Autoconfianza

Los niños deben ganar confianza en ellos mismos en base a conseguir pequeñas metas que le harán sentirse cada vez más seguros. Cuanto mayor sea la autoconfianza, menor será el miedo a fracasar. En este sentido, es importante apreciar cada logro que consiguen nuestros hijos, por pequeño que sea. Y estimular esa virtud mediante un refuerzo positivo.

Planteamiento de objetivos

Los objetivos deben ser realistas, concretos y cuantificables para que sean más fáciles de conseguir. El hecho de no conseguir las metas propuestas por no haberlos planteado como es debido, puede dar lugar a un estado de frustración en los pequeños y, en caso de que se repita con frecuencia, al abandono. Por tanto, no es bueno enseñar a los niños a ser muy ambiciosos al principio, ya que aumentaría las probabilidades de fracasar.

Hoy en día, hay muchos deportistas que se dejan asesorar por un psicólogo del deporte. Este psicólogo, entre muchas otras cosas, les ayuda a actuar conforme a sus motivaciones, a ganar confianza en ellos mismos y a establecer sus objetivos. Si estos valores ya los tuvieran asimilados, tendrían buena parte del terreno ganado. Y podrían dedicar su tiempo y su esfuerzo, únicamente, a mejorar en su deporte. En resumen, si queremos que nuestro hijo se inicie en un deporte, lo mejor es inculcarle los valores que les van a ayudar a ser constantes en su práctica. Una buena forma es, por ejemplo, practicándolo en familia.  Es un comienzo excelente para que aprendan a superar los miedos y las dificultades que, inevitablemente, van a encontrar en el camino.