Después de haber pensado tantas veces lo bueno que sería ir al gimnasio, de buscar el centro más cercano a casa, el que tenga esas actividades que te ponen el cuerpo 10 y que sea económico, llega el primer día y ahora no tengo ni idea de qué hacer ni cómo empezar. Si alguien se ha sentido identificado con esta situación alguna vez, éste es un breve artículo que le ayudará a aprender los pasos básicos para superar con éxito ese primer día e iniciarse en el mundo de los gimnasios.

1. Hay vida más allá del cardio:

Muchas veces tenemos la falsa creencia que al llegar el primer día, lo mejor es realizar una actividad cardiovascular, generalmente en la cinta de correr. Esto es debido a que no tenemos claro cuál es nuestro objetivo. Lo primero que hay que hacer es establecer un objetivo medible. Os muestro algunos ejemplos típicos: Perder 5 kg en 3 meses, correr una carrera de 10 km en menos de 60 min, o conseguir que me entre el bañador que tenía a los 18 años antes de que llegue el verano.

2. No le preguntes al cuñado qué entrenamiento hace:

Esto ya va después del primer día. Una vez tenemos claro el objetivo real y sabemos por qué nos hemos inscrito, debemos saber cuál es el método de entrenamiento más adecuado para nosotros. Hoy en día disponemos de muchas fuentes de información que nos proporcionan pautas, ejercicios y entrenamientos, pero esto no significa que sean los más adecuados para nosotros. Aprovechaos de los técnicos/entrenadores de vuestro club y dejad que os aconsejen. Pedid una rutina enfocada a vuestros objetivos y que os la expliquen detenidamente.

Debemos saber cuál es el método de entrenamiento más adecuado para nosotros

3. Los milagros no existen:

Por fin tenemos claro el objetivo y cómo podemos conseguirlo. Pasado el primer día, el segundo, el tercero… Ahora toca sudar la camiseta. Si pensamos en ver resultados de forma inmediata, nuestro nivel de motivación caerá en picado y afectará nuestra continuidad, así que cambia el chip. Debes encontrar esa maravillosa rutina a la que le puedas dedicar unos 60 minutos, 2-3 días a la semana. 

Gimnasio
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4. Si no lo veo no lo creo:

Repasemos lo primero que he dicho: la meta que nos hemos marcado debe ser objetiva, medible y alcanzable y pensad que los resultados no son inmediatos. Ahora bien, ya llevas 3 meses entrenando, asistiendo una media de 2-3 veces por semana, empiezas a verte mejor en el espejo, has tenido que hacer una muesca más en el cinturón, te sientes más fuerte y activo. No te preocupes, estos son algunos de los efectos secundarios derivados de tu esfuerzo y constancia. Pero no te olvides consultar con tu entrenador y solicitar una revisión periódica de tu rutina, ya que si haces siempre lo mismo tu cuerpo va a adaptarse y tu evolución se frenará.

5. No puedo vivir sin el gimnasio

Nada en exceso es bueno. Hay que ser consciente de que las mejoras que tu cuerpo realiza, es gracias al descanso y al reposo. Otra de las falsas creencias es que cuando estás entrenando tu cuerpo está mejorando. ¡Error! Después de un buen entreno, tu cuerpo ha sufrido un estrés derivado del ejercicio y necesita descansar para volver a la normalidad. Sin entrar en detalles fisiológicos del porqué, hay que instaurar una rutina de reposo y descanso a través del sueño y una buena alimentación.