Si pensamos en comercio local, lo más seguro es que imaginemos una taza de cerámica, una bolsa de ganchillo o una tote bag pintada a mano. Y sí que es cierto que dentro del sector, cada vez más pequeño, de comercio de barrio, estos son artículos bastante populares. Pero un producto local no tiene más secreto que tener origen en el mismo lugar donde se comercializa. Ciutat Vella, sin embargo, tiene un rincón donde sus productos sí que tienen algún otro secreto más, los vasos que venden, sean o no de cerámica, hacen desaparecer bolas y sus pañuelos no son de ganchillo, pero cambian de color. Se trata de El Rey de la Magia, en la calle de la Princesa, 11 de Barcelona, la tienda de magia más antigua del mundo, donde se fabrican trucos, se forman magos y se crean ilusiones en los espectáculos que acogen.
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La fachada de la tienda lleva inscrito “casa fundada el 1881”, este posiblemente es el primer truco en que cae todo el mundo que se acerca. El Rey de la Magia realmente se fundó en 1878, cuando el mago Joaquim Pertegàs se instaló en Barcelona y bautizó el establecimiento con su nombre artístico, pero el segundo propietario de la tienda, que desconocía sus datos históricos, pensó que un número capicúa daba encanto al negocio. Además, aunque el local con el nombre actual sea de 1878, Pau Martínez, actual propietario, explica que saben “que el establecimiento ya existía como tienda de magia, pero con un nombre diferente”. Los datos exactos, de momento, no las han podido encontrar por falta de registros oficiales. “Tenemos información a partir de 1879, cuando se encuentran anuncios en los diarios”, dice Martínez.


Al entrar en el establecimiento, se mezcla el olor de madera antigua con la sensación que te encuentras en medio del escenario de un espectáculo. Las luces son focos y la pared de detrás del escaparate es un telón que delimita la tienda con el almacén y el taller. Mires donde mires, se ven barajas de cartas de toda clase. Es oscuro, pero las paredes adornadas con fotos de visitas a la tienda de magos y personajes reconocidos como Leonardo DiCaprio o el mago Teller quedan bien iluminadas. En las estanterías hay colocados una infinidad de juegos de magia. “Hacemos todo aquello que tenga que ver con el mundo del ilusionismo”, explica Pau, tienen desde material de iniciación hasta productos para profesionales. “Somos la ferretería de los magos”, añade.
Una parte de su catálogo lo fabrican desde cero, es un ejemplo la caja de magia para niños, que incluye cartas trucadas o cubiletes, que son vasos de madera para hacer desaparecer bolas, aparte de un video tutorial que explica como utilizar su contenido. Otro tipo de producto original son aquellos que se compran a manera de coleccionismo para el público más avanzado, los mismos cubiletes tienen su versión prémium, que incluyen más detalle, y son más estéticos. Otros trucos los compran a distribuidores y fabricantes de todo el mundo. “También hay cosas que no tenemos en la tienda, pero las encargamos”, informa Pau.


Con respecto a la parte creativa y de ideación, el actual propietario explica que dan “toques personales a los juegos clásicos en el ámbito de trucaje para potenciar el efecto”. En cuanto al material más básico, a pesar de no inventar nada con respecto a la metodología, sí que hacen una elección del material que quieren ofrecer. “Es difícil, hay mucha cosa, el primero es buscar aquello que sea bueno y que esté bien explicado”, recalca Pau. También tienen en consideración, el seleccionar productos estables en el mercado, “la magia tiene una parte de coleccionismo, hay productos que duran tres años y no los vuelves a ver, intentamos que si son productos potentes, buscar una producción más estable, porque los magos los demandan,” puntualiza.
Se dice que el secreto de la magia es que siga siendo precisamente eso, un secreto. ¿Pero hay alguna cosa que realmente la proteja? Aunque es cierto que algunos juegos están patentados, son una minoría, “la patente internacional vale dinero y además es un arma de doble filo, te estás protegiendo, sí, pero revelas el secreto al informar de cómo está hecho y cuál es el truco”, explica Pau. Según el propietario, la clave es el respeto que hay en el sector, aunque puntualiza que “las falsificaciones del mercado asiático lo pisan todo, haya patente o no”. Plataformas como YouTube también han sido fuente de contradicciones, “aunque puede ser un sitio donde se revelan secretos, es al mismo tiempo una puerta de entrada a la magia”, confirma. Gran parte de la gente que viene a la tienda ha empezado interesándose y aprendiendo mediante vídeos colgados a las redes. “Vienen aquí cuando se dan cuenta de que aquello no es suficiente y quieren ampliar los recursos”. En este sentido, El Rey de la Magia ha sido cuna de magos ampliamente reconocidos, “el Mag Lari, el Mago Pop, Màgic Andreu..., todos han empezado aquí”, explica Pau.
Escuela de magia
Justamente porque saben que la gente los visita para adentrarse en el mundo de la magia, ofrecen cursos y talleres dirigidos a jóvenes y adultos. Su primer consejo es tomárselo con calma. “La magia tiene una cosa que es que hay juegos muy sencillos de hacer, entonces enseguida sabes tres cosas y dices, soy mago, pero no, no eres mago, te estás aficionando, igual que cuando empiezas a tocar la guitarra y sabes tocar tres canciones no dices soy músico”, corrige. Según Pau, eso pasa porque es un mundo más desconocido del que poca gente sabe algo, pero la realidad es que es también un mundo amplio. “Hace falta paciencia porque la iniciación es muy asequible, pero a la que quieres subir un poco de nivel, te tienes que esforzar”, detalla.
Espectáculos y acontecimientos
Igual que algunos de los productos que venden, la misma tienda es capaz de desaparecer. En este caso no la pueden esconder detrás de un dedo, pero la transforman para convertirla en un escenario. “Retiramos todo el material y cambiamos la iluminación”, explica Pau. De esta forma, el local se convierte en un pequeño teatro donde el otro socio de la tienda, el ilusionista y cómico Pere Rafart, conduce un espectáculo para hasta catorce personas. El negocio también ofrece la posibilidad de hacer contrataciones privadas o actuar en fiestas de empresa, acontecimientos corporativos u otros actos y celebraciones.


Seguramente, el Rey de la Magia es muy diferente de cualquier otro comercio de la zona, el propietario la define como “un imán de personajes”, un lugar donde se encuentra con clientes que piden pintura para volverse invisibles. Aunque en las tiendas del lado las preguntas sean más normales, hay una cosa que lo une con los comercios de barrio. Pau dice que lo más mágico de la tienda es que “vienen abuelos con sus nietos y explican que también traían a sus padres”. “Por eso vale la pena tener un comercio de barrio”, concluye.