La empresa Torrons Vicens no podrá volver a abrir un establecimiento en la Rambla después de que el jueves pasado agentes de la Guàrdia Urbana de Barcelona procedieron a cerrar la tienda situada en la rambla de Canaletes, esquina con la calle de Santa Anna, por no tener licencia. Según ha asegurado con rotundidad el concejal del distrito de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, el establecimiento abierto por Torrons Vicens estaba muy lejos de ser "un museo", extremo que habría argumentado la empresa turronera, si no que simplemente "es una tienda", que funcionaba "sin licencia" y el funcionamiento de la cual "no lo permite el plan de usos".

De hecho, Rabassa ya ha apuntado que en la Rambla "no podrán estar nunca" y por eso ha desincentivado a la empresa a volver a intentar abrir, porque les ha advertido que, con el plan de usos en la mano, "no hace falta que lo luchen mucho, la respuesta será que no". Además, ha señalado que en contra de lo que habrían defendido desde la empresa turronera, "no es cierto que el procedimiento habitual sea primero abrir y después tramitar la licencia, porque para abrir hay que tener licencia," y por eso ha defendido la actuación policial del jueves en el establecimiento: "Nos vimos obligados a hacerlo cerrar". Rabassa se ha expresado así de contundente este lunes por la mañana, en el marco del inicio de la reurbanización de la Rambla, donde también ha sido tajante con respecto a los antiguos pajareros: "Se tienen que marchar".

Desalojo de clientes

El pasado 29 de septiembre a primera hora de la mañana, agentes de la Guàrdia Urbana procedieron a precintar la tienda de la empresa Torrons Vicens situada en la Rambla, por no tener licencia. El establecimiento, de grandes dimensiones y que anteriormente estaba ocupado por la marca de ropa Desigual, abrió en verano en un espacio privilegiado de la rambla de Canaletes, esquina con la calle de Santa Anna. En aquella ocasión, Rabassa ya señaló que Torrons Vicens no había hecho caso de los requerimientos municipales y eso comportó el cierre policial y, previamente, el desalojo de los clientes que había en el establecimiento en aquel momento.

Hace falta tener en cuenta que el Plan de usos de la Rambla, aprobado a finales del 2014 y que es diferente del Plan de Usos de Ciutat Vella, contiene una regulación específica para fomentar la implantación de tiendas de industrias culturales, mientras que restringe y limita las actividades hoteleras, de restauración, y de ocio nocturno, de las cuales ya hay gran saturación en el paseo. Además, el plan también quiere fomentar la calidad de las actividades de restauración, a la vez que limita la implantación de nuevo comercio alimentario y las viviendas de uso turístico.