El Borsí de Barcelona es uno de aquellos edificios que lucen mucho por fuera pero que nunca se acaba de saber qué pasa dentro. Situado en la plaza de la Verónica, un pequeño ensanchamiento de la calle Avinyó, destaca por su fachada neoclásica, pero también por una larga historia con altibajos que, finalmente, parece haber encontrado un rumbo claro: el Ayuntamiento de Barcelona rehabilitará el edificio y lo convertirá en Biblioteca y equipamiento para uso de entidades vecinales, un proyecto que pondrá punto final a más de una década de abandono entre reclamaciones ciudadanas y propuestas fallidas, como la de hacer un museo dedicado a Woody Allen.

Según ha informado al consistorio barcelonés este jueves, la comisión de gobierno ha dado luz verde al proyecto ejecutivo de la primera fase de la rehabilitación del edificio del antiguo Borsí, situado en el Barri Gòtic, para convertirlo en un doble equipamiento de proximidad. Por una parte, en la nueva Biblioteca del Gótico-Andreu Nin, con más espacio y servicios y, de la otra, en un espacio comunitario para las entidades vecinales del Barrio Gòtic organizadas en la Plataforma del Borsí. Esta parte inicial de la obra está dotada de un presupuesto de 4,3 millones de euros, las obras durarán unos 20 meses y todo el proyecto de reforma y rehabilitación integral del edificio para adecuarlo como equipamiento tiene un presupuesto de 15.303.028 euros.

Asimismo, en esta primera fase se realizarán las tareas previas para poder hacer toda la rehabilitación del edificio, que supondrá una nueva distribución de los espacios, su rehabilitación interior y de la fachada, la reforma de las cubiertas y las instalaciones nuevas. La remodelación prevé devolver el esplendor patrimonial del edificio original, eliminando añadidos que se han ido construyendo durante los años, y la habilitación para los usos futuros. Este proyecto es el resultado de una larga reivindicación vecinal para que el edificio histórico situado en la plaza de la Verónica tuviera usos de proximidad. El Ayuntamiento de Barcelona incluyó este espacio dentro del Plan de Barrios de Ciutat Vella y en 2017 lo compró a la Generalitat, que lo tenía en desuso desde el 2009. En 2016 llegó a estar ocupado brevemente por un colectivo anticapitalista que quería convertirlo en un espacio para refugiados.

Biblioteca Gòtic-Andreu Nin

El edificio, de planta baja más tres pisos, una vez se haya rehabilitado, acogerá la biblioteca del Gòtic-Andreu Nin, que será un lugar de acceso al conocimiento, a la educación y la tecnología, y un espacio de participación para el barrio. La nueva biblioteca quiere consolidarse como un espacio de consulta de libros, revistas y material audiovisual y de acceso al conocimiento y a la educación, y como foro de participación. Otra parte del edificio será también un espacio vecinal y social, donde los vecinos y las vecinas del barrio han definido los usos en un proceso participativo abierto que se llevó a cabo en el mandato pasado.

El concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, ha destacado que el inicio de estas obras afianza el compromiso municipal con los vecinos y las vecinas del Barri Gòtic, el barrio central de la ciudad, "en el que durante años se ha hecho políticas sin tenerlos en cuenta". En este sentido, ha asegurado que "la reforma del Borsí forma parte de una estrategia de proximidad a la que podemos sumar la resolución del conflicto para la construcción del nuevo CAP del Gòtic, los procesos para la vecinificación de las plazas, como la de la Mercè o la intervención que se está haciendo actualmente en la plaza Cucurulla, la liberación de casi 70 pisos de propiedad municipal para vecinos y vecinas, la compra del edificio de la calle Arai 3, o la regulación de grupos turísticos".

La larga historia del Borsí

El edificio del antiguo Casino Mercantil o Borsí, protegido como bien cultural de interés local, es un inmueble construido en el corazón de Ciutat Vella a finales del siglo XIX que después de una vida dedicada a las finanzas y al arte llevaba desde 2009 abandonado a la espera de encontrarle un uso definitivo. El Borsí fue levantado entre los años 1881 y 1883 a iniciativa del financiero Evarist Arnús a partir de un proyecto del arquitecto Tiberi Sabater. La fachada es el elemento más destacable, con ornamentación neoclásica y dos estatuas alegóricas, una dedicada al comercio y la otra a la industria, obras de Joan Roig Solé y Rossend Nobas, respectivamente, y colocadas en su emplazamiento el año 1888.

El edificio, que es mucho mayor de lo que aparenta la fachada, ya que se ensancha hacia el interior de isla, fue originalmente la sede del Casino Mercantil, una bolsa privada donde efectuaban sus operaciones las bancas de valores del momento, como la Banca Arnús y la Banca Marsans. Ahora bien, cuando en 1915 se regularizó la bolsa oficial en todo el Estado a partir del reglamento de la Bolsa de Madrid, la nueva Bolsa de Barcelona se instaló en la Llotja de Mar y el Casino Mercantil se reconvirtió en el Mercado Libre de Valores, que funcionó como una especie de contrapoder económico a la bolsa oficial hasta su liquidación en 1939.

Acabada la Guerra Civil, el edificio finaliza una trayectoria vinculada al mundo de las finanzas e inicia otra relacionada con el mundo artístico: el año 1940 el Borsí se convierte en la sede de la Escuela de Bellas Artes y, a partir de los años sesenta, de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios de la Lonja, la Escola Llotja. A pesar de convertirse en foco de cultura, el paso de los años afectó a un edificio donde no se efectuaban las obras necesarias de rehabilitación y mantenimiento hasta que el año 2009, y de forma repentina, el hundimiento de un falso techo provocó el desalojo de urgencia y el abandono del edificio.

Fallido Museo Woody Allen

Con el edificio en desuso, en abril del 2015 el empresario Jaume Roures, director general de Mediapro, anunció el proyecto de convertir el espacio en un museo dedicado al director de cine Woody Allen, una manera de profundizar la relación del norteamericano con la capital catalana iniciada con el rodaje de 'Vicky, Cristina, Barcelona.' La propuesta, sin embargo, no prosperó, ya que la Generalitat, entonces propietaria del inmueble, no llegó a convocar un concurso público sobre nuevos usos del recinto y en el 2017 lo vendió al Ayuntamiento, que tenía derecho a tanteo y retracto sobre este edificio, con el objetivo de convertirlo en un equipamiento público que finalmente empieza a hacerse realidad después de años de reivindicaciones vecinales.